Familiares de Jesús Negro de Paz, el ciclista que falleció hace cinco años en la VA-30 tras ser arrollado por un camión, denuncian que el conductor del vehículo sigue huido de la Justicia y en paradero desconocido.
A través de una carta, recuerdan que hoy se cumplen cinco años aquel «trágico» día en el que un camionero le «arrebató» la vida porque tenía que «utilizar» el teléfono para enviar un whatsapp. «Una imprudencia que te sentenció a muerte y a tu familia a cadena perpetua en un solo segundo», añade.
Para la familia, «la Justicia no es Justicia si se demora en el tiempo», y aseguran que son cinco años los que llevan «luchando» para que se haga «algo de justicia». Es un principio moral que deriva a «obrar y juzgar» respetando la verdad y «dando a cada uno lo que le corresponde».
«Desgraciadamente nos asignaron un juez que concatenó sucesivos errores de principiante, creer el arrepentimiento de un homicida que en el juicio quedó más que demostrado que mintió, los testigos y el informe pericial lo dejaron claro», continúa la carta.
No obstante, recuerda que posteriormente la Audiencia Provincial decretó el ingreso en prisión y el Consejo de Ministros que desestimó el indulto que pedía el condenado, subsanando así, para ellos, el «error garrafal» de la primera sentencia al cambia la multa de 1.080 euros que dictó el juez por los dos años y cuatro meses en prisión.
«El tiempo volvió a dar la razón a la familia donde aquel homicida que presumía de estar arrepentido y querer reparar el daño que había causado, decidió en la ejecución de ingreso en prisión darse a la fuga. Ya cinco meses en busca y captura, el condenado sigue en paradero desconocido. Nos preguntamos ¿Ese juez de lo penal número 3 no debería tener responsabilidad jurídica en los sucesos acaecidos? Para administrar justicia de verdad y buena fe, mejor que letraduría, nobleza hay que tener», reflexiona.
En este sentido, insisten en que aquella primera decisión judicial «victimizó» al verdugo y «no escuchó» a la víctima, convirtiéndose, según sus palabras, «más en cómplice que en administrador de justicia».
«Cuando lloras a los que quieres también luchas por defenderlos hasta tu último aliento. Te extraño más que nunca y no sé qué hacer. Despierto y te recuerdo al amanecer, me espera otro día por vivir sin ti. El espejo no miente, me veo tan diferente, me haces falta tú…», concluye.