Judy Batalion, nieta de supervivientes polacos del Holocausto, saca a la luz en su libro ‘Hijas de la Resistencia’ (Seix Barral) la historia desconocida de las mujeres que lucharon contra los nazis, que participaron en la organización de las células de resistencia, que actuaron como correos, sobornaron a los guardias de la Gestapo o usaron su aspecto ario para seducirlos y matarlos, pero también la de aquellas que resistieron de otra manera, llevando comedores sociales o acompañando a sus madres o hijos a las cámaras de gas, a pesar de tener la oportunidad de evitar la muerte.
«Me conmueve mucho la historia de mujeres a las que mandaban a hacer trabajos forzados, podían haber evitado la muerte, pero no querían que a los hijos o a las madres los llevaran solos a las cámaras de gas, y se fueron con ellos, me parece terrible, me afecta la manera de resistir de esas mujeres que me parecen increíbles», ha detallado Batalion en declaraciones a los medios, con motivo de la publicación de su libro.
Sobre el origen de esta investigación, la autora cuenta que encontró en la biblioteca un libro muy antiguo de tapa azul, en yidis, sobre las mujeres en los guetos. «Había historias de mujeres judías jóvenes que lucharon contra los nazis, mujeres capaces de saltar de un tren en marcha, hacer estallar un vagón, nunca había oído nada parecido», ha explicado. Batalion ha dedicado toda una década a esta investigación, que será traducida a diecinueve lenguas y llevada al cine de la mano de Steven Spielberg con la propia autora como coguionista.
«No me puedo poner en la piel de Spielberg y decir por qué le gustó la idea pero sí creo que es una historia muy cinematográfica, muy potente, nos cuenta un prisma distinto del Holocausto, no pasivo, y desde el prisma de las mujeres judías», ha precisado.
La autora explica que es «una historia de mujeres» y cuenta sus experiencias que «se han explicado poco», tanto en los guetos como en los campos de concentración, como en su papel de madres o hijas.
También trata de desmontar ese «mito perverso» de «la pasividad judía» durante el Holocausto sobre todo, en Polonia. Frente a esta idea, Batalion ha descubierto a través de su investigación, que «las mujeres judías eran activas, tenían rabia, hacían explotar trenes, se disfrazaban, llevaban imprentas clandestinas, se ocultaban los boletines en las trenzas».
La autora considera que «hay que mirar la historia con honestidad» y no tender a «simplificar» algo «tan terrorífico como el Holocausto» que es «un fenómeno sumamente complejo». Si bien, reconoce que aún hoy «hay mucho malestar al hablar de la resistencia» porque hay «miedo a darle demasiado valor a la resistencia, a los que mataron a los nazis» porque, entonces, «¿qué pasa con los que no lo hicieron?».
Sobre el porqué de haber estado silenciadas tanto tiempo estas historias, la autora apunta a «razones políticas» y a un «factor personal» ya que muchas de estas mujeres no contaron su historia hasta pasados los años ya que podían ser acusadas de «colaboracionistas» o porque se sentían «culpables» de haber dejado a sus familias para unirse a movimientos clandestinos y «esta idea las perseguía».
Entre las historias que más la han conmovido, Batalion recuerda la de una joven que fue capaz de seducir a los guardias de la Gestapo para llegar hasta el despacho y disparar a su objetivo a la cabeza, y también la historia de aquellas que resistían a través del cuidado y la compasión, que llevaban escuelas o comedores sociales.
«Son maneras en que las mujeres judías de Polonia se enfrentaron a los nazis, mantenerse con vida era una manera de resistir, disparar a la cabeza era otra manera de expresar resistencia, no es lo mismo, pero quería cubrir esa diversidad», ha explicado.