En España, la esperanza de vida de una compañía no supera los 5 años

Se calcula que más de un 40 % de las empresas en España no llegarán a celebrar su tercer aniversario. De las que lo hacen, menos de la mitad llegarán a los 5 años y su esperanza de vida es inferior a los 11 años. Una cifra sorprendentemente baja comparada con los 19,6 años de la Unión Europea. 

Pero esto no es nada intrínsecamente de este país. La media de la Unión Europea es tan alta porque incluye Dinamarca e Irlanda, cuyas esperanzas de vida son 63,1 y 61,8 años respectivamente. Si se quitaran, España quedaría incluso por encima de la media. Así interpreta el panorama de la gestión empresarial la empresa Mejora Tus Beneficios.

Entonces, ¿qué pasa con las empresas?

Las empresas que cierran pronto lo hacen motivadas por causas económicas. La inmensa mayoría lo hace porque no consiguen hacer despegar los ingresos, tienen unos gastos desmesurados o se ven afectados por ambas aflicciones de forma simultánea. La raíz de estos problemas es en la inmensa mayoría de los casos una mala planificación o la falta de los conocimientos necesarios para llevar una empresa.

Sin embargo, en el caso de aquellas que sobreviven los primeros años, una de las principales causas de quiebra es la falta de adaptación. Se vive en un mercado en constante cambio, con tecnologías y tendencias sociales que pueden ser muy disruptivas. Lo que funcionó ayer no necesariamente seguirá funcionando mañana. Para sobrevivir, hay que adaptarse y cambiar hoy.

Llevar a cabo un cambio en una empresa es una tarea complicada. El primer paso que hay que abordar es establecer el clima adecuado para el cambio. Para ello, se necesita crear una sensación de urgencia que facilite el cambio, desarrollar una coalición que guíe y desarrolle este proceso y desarrollar una visión y una estrategia.

La segunda parte consiste en habilitar e incentivar a la organización. Para ello, hay que comunicar el cambio que se tiene que llevar a cabo, que estará construido sobre la visión y estrategia antes mencionadas, habilitar a los trabajadores para que lo implementen y generar y celebrar los éxitos a corto plazo. Dicho de otra forma, se quiere empezar a abordar aquellos aspectos que son más rápidos de cambiar y permitan generar una serie de éxitos que motiven a los trabajadores y permitan generar una tracción que empuje el cambio.

El último paso es implementar y cimentar la transformación o las nuevas costumbres. Para ello, se debe consolidar y continuar construyendo en los éxitos que se han ido generando. Finalmente, hay que asegurarse que este cambio se sostiene. Es decir, evitar que, al cabo de un tiempo, se vuelva a las viejas costumbres.

Para poder adaptar la empresa a cambios en el mercado hay que estar atento, identificar las señales de que viene una nueva oleada de disrupciones que cambiarán el paradigma y ser consciente de las fortalezas y debilidades de la propia empresa. Hacerlo rápido, puede tener enormes beneficios, hacerlo, aunque sea tarde, puede permitir sobrevivir, no hacerlo conllevará el cierre de la empresa.

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