viernes, 13 diciembre 2024

El 26,9% de hogares monoparentales en España no puede mantener la casa a temperatura adecuada en invierno

Un 16,7% de los hogares con niños en España no puede mantener una temperatura adecuada durante el invierno, una cifra por debajo de la general de hogares que es del 17,7%, mientras que los hogares monoparentales presentan cifras muy superiores a la media (26,9%).

Así lo refleja el informe ‘Yo también vivo aquí. Vivienda, pobreza y derechos de infancia’ presentado este martes por UNICEF, que señala que el acceso a una vivienda adecuada «es un derecho humano contemplado en los tratados internacionales, también para los niños».

La organización advierte de que la tasa de pobreza infantil en España es del 28,9%, es decir 2,3 millones de niños, pero, además, deduciendo de los ingresos los gastos de la vivienda, 780.000 niños, niñas y adolescentes más caerían en riesgo de pobreza, elevando la tasa hasta el 38,6% (2023).

Además de su efecto en la pobreza, muchos datos relacionados con el acceso a una vivienda adecuada informan del especial impacto que tiene en los niños, en sus hogares y en la satisfacción de otros de sus derechos.

Por un lado, los hogares con niños están sobrerrepresentados en el alquiler: los hogares con niños son el 33,5% del total de hogares en España, pero el 59% de los que están en alquiler. Si están por debajo del umbral de pobreza la sobrerrepresentación se acentúa: los hogares con niños suponen el 72% de todos los hogares en pobreza que están en alquiler en España.

El informe revela que la sobrecarga en el gasto en vivienda en el hogar es mayor para los menores de 18 años que para el resto de los grupos de edad, cosa que solo ocurre en seis países de la UE, alcanzando el 11,5% (2022), lo que sitúa a España en la cuarta posición de los países de la UE (2022) en este indicador, detrás de Grecia, Luxemburgo y Bulgaria.

Los hogares en situación de pobreza, además, tienen quince veces más posibilidades de asumir una sobrecarga de costes de la vivienda que los que no están en pobreza.

Las tasas más altas de retrasos en pagos relacionados con la vivienda se concentran en hogares con niños, con un especial impacto en los hogares monoparentales (con mujeres como responsables en su gran mayoría), que también son los que más dificultades sufren para poder mantener la vivienda a una temperatura adecuada.

Los niños y adolescentes, como corroboran los datos, asumen cargas especialmente pesadas en relación con la vivienda, desde las dificultades de acceso por la situación de bajos ingresos, hasta los problemas para cubrir las necesidades específicas (menor tamaño, acceso a la educación y otros servicios en el entorno, estado precario de la vivienda).

LA CARENCIA SEVERA EN VIVIENDA

En indicadores como la carencia severa en vivienda, en el que España está en una posición media respecto al promedio europeo (afecta al 3,4% de la población), el indicador casi se duplica cuando se trata de menores de 18 años, hasta el 6,2% (2020); además, esta carencia se multiplica casi por cinco cuando se trata de los niños y niñas que viven en un hogar en riesgo de pobreza, respecto de los niños que no están en esta situación.

«Esta situación hace que la infancia sufra consecuencias por no poder ejercitar el derecho a una vivienda digna, tanto en su vida y la de sus familias, como en el ejercicio de otros derechos», avisa la ONG.

El informe subraya que la exclusión residencial (en términos de vivienda inadecuada e inseguridad en la tenencia) tiene efectos sobre la salud física y mental y la educación de niños, pero también en el acceso al ocio y actividades de tiempo libre y en las relaciones intrafamiliares o con iguales, aparte de los impactos que pueda tener en sus oportunidades futuras.

Los problemas de salud física están relacionados con la exposición al frío o al calor excesivo, a humedades o a intoxicación por humo, mientras que los problemas de salud mental y bienestar están relacionados con el hacinamiento o la incertidumbre en el futuro (por ejemplo, en casos de desahucio o de impacto de facturas) que elevan los niveles de estrés de los niños y los adultos complicando incluso el adecuado ejercicio de la crianza.

UNICEF resalta que los niños y adolescentes en vivienda inadecuadas «sufren también el impacto negativo en su educación». Así, la falta de espacio, de intimidad, de posibilidad de concentrarse y de tener recursos básicos (material escolar, electricidad o una temperatura adecuada) «dificultan el éxito educativo y favorecen el absentismo».

A causa de las humedades o la falta de higiene los niños «pueden verse señalados en el centro educativo por su olor o su aspecto». Estos impactos son «mucho más notorios y graves» cuando se producen en contextos y situaciones de alta vulnerabilidad (desahucios, chabolismo, asentamientos informales o jóvenes ex tutelados).

LA INFANCIA ESTÁ INVISIBILIZADA EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

Aunque los cambios normativos como la Ley por el derecho a la vivienda avanzan en el reconocimiento de la misma como derecho, o la Garantía Infantil Europea la considera como uno de los cinco ámbitos de actuación, en muchas de las políticas públicas relacionadas, como en los planes de vivienda, UNICEF asegura que «la infancia está invisibilizada o aparece como un mero anexo a la situación familiar (un «factor de vulnerabilidad»)».

«Esa falta de mirada a los niños en el ámbito de la vivienda bien merece la reflexión y una apuesta por medidas que los incluyan como sujetos con derechos y necesidades específicas», puntualiza la organización.

Para que los derechos de los niños y adolescentes se incorporen en las políticas de vivienda, UNICEF España propone incluir sus derechos para que aparezcan especificados en las políticas y planes de viviendam así como potenciar en las políticas de vivienda el logro de las metas y objetivos del Plan de Acción Estatal para la Implementación de la Garantía Infantil Europea, para garantizar el acceso efectivo a la vivienda a los niños más vulnerables.

También apuesta por incrementar el protagonismo de la infancia y sus derechos en los planes de vivienda, incorporando la participación infantil y la consideración del interés superior del niño y la niña en las medidas contempladas; y desarrollar la Ley por el derecho a la vivienda en relación con la infancia.