El asesinato en Barbate de dos guardias civiles: «Falta Miguel Ángel»

Puerto de Barbate. Son sólo 12 minutos de imágenes que se hacen una eternidad, grabados por la cámara GoPro de uno de los tripulantes que resultó herido grave. Dos de sus compañeros de la Guardia Ciivil, Miguel Ángel González del GEAS y David Pérez del GAR, murieron tras ser arrollados premeditadamente por una narcolancha la noche del 9 de febrero en la localidad de Barbate. A bordo también van el sargento Julio, el cabo David y los guardias Óscar, José Luis, además de los dos fallecidos. La cámara del cabo David lo grabará todo y dejará claro que los narcos iban a hacer el mayor de los daños posibles contra la lancha de los guardias civiles.

Son las ocho y veinte de la noche y la velocidad de la lancha neumática que lleva a bordo a seis guardias civiles, cinco del GEAS y uno del GAR, se puede casi sentir. El miembro del GAR, David Pérez, de 43 años, es fácilmente identificable por el casco rojo, ya que el de los demás es negro. El otro guardia fallecido, Miguel Ángel González, va a la proa con una linterna enfocando las embarcaciones.

LAS IMÁGENES DEL SUMARIO DEL CASO BARBATE

El juego del gato y el ratón comienza cuando los guardias civiles entran en el puerto deportivo de Barbate. Algunas narcolanchas de las seis que se han puesto a resguardo del temporal comienzan a abandonar la zona cuando ven las luces y el distintivo de la Guardia Civil, otras, según declararán luego los propios guardias «de manera organizada las narcolanchas comienzan a realizar pasadas y embestidas a la embarcación del Cuerpo».

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Así quedó la lancha de los guardias civiles.

Una de las lanchas, la más potente que se encuentra dentro de la zona, de cuatro motores fuera borda, comienza a cruzarse ante la lancha de los guardias civiles, pasa cerca de ellos provocando olas que pueden volcarlos, pero el piloto de la guardia civil es un veterano del GEAS y sabe manejar la embarcación.

PUNTERO DE COLOR LÁSER

Todo sigue según el protocolo, los guardias intentan perseguirles por la zona de Barbate, pero las narcolanchas les amedrentan hasta en siete ocasiones, primero con un puntero láser de color azul y luego acercándose a gran velocidad con intención de chocar contra ellos. Pero algo va mal y desde el principio el piloto de la embarcación detecta el peligro porque pide a sus compañeros «quillo sacar el arma, que vienen a por nosotros» y repite varias veces «disparad al aire», justo antes de ser embestido por babor.

La cámara del cabo David lo graba todo, incluido el fondo del puerto de Barbate. El propio cabo y el miembro del GAR sacan su arma reglamentaria. A los dos minutos y veinte segundos se dan cuenta de que intentan matarlos y alguien exclama: «Dios, Dios, disparad, disparad, coño, disparad al aire coño. Van a por nosotros. Quillo sacad el arma», otro pregunta «disparo o no», luego sólo se oye «que viene, que viene para acá».

«¿DÓNDE ESTÁ MIGUEL?», PREGUNTA ALGUIEN DENTRO DE LA BARCA

A los dos minutos y cuarenta y un segundos de iniciada la grabación la narcolancha de Kiko El Cabra pasa por encima de ellos. Al cabo David le da tiempo a disparar su arma en dos ocasiones, o al menos eso parece, justo antes de ser embestidos por babor y que la lancha salga por estribor. David Pérez, el miembro del GAR, morirá poco después con su arma en la mano.

Los guardias están durante unos segundos en shock hasta que uno empieza a preguntar si «estamos todos bien», otro grita que se está desangrando, parece el cabo David. El guardia del GEAS que lo asiste intenta taponar su herida. David Pérez, del GAR, no se mueve. «El compañero no responde», grita el guardia que va a su lado, el mismo que intenta taponar la herida del cabo David.

«MI CAPITÁN, FALTA UNO»

El piloto de la lancha intenta dirigirse a la orilla, manteniendo lo mejor que puede el rumbo. Pregunta «¿estamos todos?» y alguien contesta «falta un compañero». Entonces se dan cuenta de que «falta Miguel Ángel», otro pregunta «¿dónde está Miguel?». Durante apenas dos segundos guardan silencio. El piloto está decidiendo si continuar o volver a buscar a Miguel Ángel González, el guardia que estaba en la proa ya ha desaparecido con el impacto.

Pero el sargento intentará salvar a los heridos y trasladarles al puerto deportivo de Barbate, aunque uno de ellos al menos no responde mientras otro grita de dolor. El miembro del GEAS le pide «más rápido, más rápido» y reclama que alguien llame a varias ambulancias. El piloto le contesta que «vamos a todo lo que da». La proa, la parte delantera de la barca, está prácticamente hundida por completo. Uno de los guardias advierte, «tened cuidado a ver si vienen otra vez». Cuando se acercan a la costa uno comenzará a gritar pidiendo una ambulancia.

La lancha de la Guardia Civil en el puerto deportivo de Barbate
La lancha de la Guardia Civil en el puerto deportivo de Barbate

Todos saben que alguien se ha quedado atrás en el agua, pero intentan salvar otras dos vidas entre reniegos y exclamaciones de impotencia. David Pérez llegará vivo al pantalán, pero fallecerá poco después. El cadáver de Miguel Ángel González será rescatado por otros compañeros en el agua, flotando gracias al traje de neopreno que vestía, y trasladado al muelle.

El cabo David resultará herido grave con un «profundo corte en el brazo izquierdo por sección de la hélice de un motor fueraborda, el sargento Julio herido leve con un corte en la rodilla, el guardia Óscar también herido leve». Sólo resultará ileso el guardia José Luis. Una de las últimas frases que se escuchan en las imágenes la pronuncia probablemente el sargento, diciendo «mi capitán, falta uno». Todo, al llegar al puerto deportivo de Barbate.