Vuelven los escraches: de Gallardón y Sáenz de Santamaría a Villacís

El problema de los desahucios se dejó notar en el día clave de la festividad de San Isidro, el 15 de mayo con un sonado escrache a Begoña Villacís, la candidata de Ciudadanos a la alcaldía de Madrid. Con intención de provocar el mayor impacto posible, diversas plataformas antidesahucio de la Comunidad de Madrid intervinieron en la jornada más castiza de la capital. Y lo hicieron con virulencia, mucha virulencia.

Begoña Villacís fue la primera en sufrirlo en sus propias carnes. Embarazada de nueve meses, y con el parto programado para hoy mismo, la candidata a la alcaldía del municipio de Madrid por Ciudadanos se vio sorprendida por una marabunta de gente que le profirió insultos al tiempo que le culpabilizó de los últimos desalojos perpetrados en la Comunidad de Madrid.

En su defensa salieron, por supuesto, casi todas las personalidades de Ciudadanos (entre ellas, Toni Cantó y Albert Rivera), que calificaron los hechos de «vergonzosos» y «poco elegantes». Ya con los ánimos templados, desde su cuenta de Twitter, Begoña Villacís tuvo unas palabras para quienes no respetaron en ningún momento el frágil estado de la política.

La oposición también se hizo notar por mediación de Manuela Carmena, encargada de censurar ayer el comportamiento de estos grupos. Lo que no sabía la alcaldesa en funciones del Ayuntamiento de la capital es que las movilizaciones acabarían afectándola a ella también, pues en la resaca de San Isidro ese mismo colectivo se presentó para reventar uno de sus actos en el barrio de Moratalaz.

A diferencia de sus colegas que se pronunciaron por Twitter, Carmena empuñó el micrófono y se dirigió a la decena de manifestantes allí reunidos, prometiéndolos emplazarlos a una futura reunión con vistas a zanjar el problema. Sin embargo, los manifestantes no querían reuniones, solicitaban “actos” en lugar de “palabras”, tal como llegó a decir uno de los portavoces del movimiento.

UN ‘ESCRACHE MÁS’ PARA EL PP

En el ajo del día de San Isidro también estuvo el Partido Popular, bastante más acostumbrado a estos escraches de lo que pudiera parecer. El trío de Pablo Casado, Isabel Díaz Ayuso y José María Almeida permaneció impertérrito cuando el conjunto de sublevados entró en la caseta al grito de “ladrones”, “buitres” y “mentirosos”. La defensa la hizo la militancia allí aunada al ritmo de “¡presidenta!, ¡presidenta!” y “¡alcalde!, ¡alcalde!” en alusión a las figuras de Díaz Ayuso y Almeida, respectivamente.

En el seno del PP se conocen bastante bien los escraches. Allá por 2013 tuvieron que lidiar con los acometidos contra el expresidente de la Comunidad de Madrid y exministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, y contra la exvicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Ambos fueron promovidos por la plataforma mencionada y generaron mucha polémica, sobre todo, en el caso de Sáenz de Santamaría.

La mano derecha de Rajoy en la última legislatura vio cómo trescientos activistas se manifestaron frente a su domicilio para denunciar los desahucios provocados por la ley hipotecaria y reclamar al Ejecutivo cambios urgentes. El objetivo, tal como declaró aquella jornada la PAH, era el de “señalar a Soraya Sáenz de Santamaría” por la oposición a la —también a día de hoy— Iniciativa Legislativa Popular.

La invasión ciudadana a los aledaños de la vivienda de Santamaría fue denunciada por su marido, entre otras cosas, por no estar organizada y (aquí lo espinoso) impedir dar un paseo con su hijo de 16 meses. En ninguna de las alegaciones presentadas la Justicia le dio la razón al cónyuge de la antigua número dos del PP, y menos en la descrita, porque —recuerda— no hubo intención por parte de éste de salir a la calle.

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Estas movilizaciones vienen amparadas e impulsadas por las asociaciones antidesahucio de la Comunidad de Madrid que, bajo la etiqueta #Escrachazo, ha movilizado a la ciudadanía para protestar contra los desalojos. Esta iniciativa es el punto álgido de una cadena de protestas iniciadas en la campaña 2016-2017, cuando las principales plataformas salen a la calle a reclamar la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) de Vivienda en Madrid, llegada posteriormente a la Asamblea de la Comunidad y rechazada únicamente por PP y Ciudadanos.

De manera preventiva, el portal web de la PAH Madrid salió ayer a desmentir cualquier vinculación con la oleada de movilizaciones producidas durante la festividad de San Isidro Labrador y sus repercusiones. Entre éstas, la de agobiar a Villacís cuando se encontraba a escasas horas de dar a luz: “El hecho de estar a cuarenta y ocho horas de un parto programado en un acto como el de la pradera también pudiera parecer un ejercicio de cierto riesgo ante el feliz acontecimiento esperado”, señalaron.

Al mismo tiempo, critican el silencio de la Asamblea de Madrid diciendo que “no hay un partido que escape a la vergüenza del silencio y la inoperancia frente a estos acosos que siguen dándose, que no han disminuido, que tienen una base real, la falta de economía suficiente para atender las responsabilidades hipotecarias o de los alquileres. La falta de trabajo, el primer y principal problema para los españoles. Véase el CIS desde hace diez años. Y lo que queda por venir”.

En guerra interna desde 2016 por la disonancia a la hora de encarar las protestas en los ayuntamientos de Madrid y Barcelona, la Coordinadora de Vivienda de Madrid, otra de sus facciones, sí que se ha atribuido y reivindicado las protestas. En su comunicado ha criticado lo que antes había censurado la PAH con relación a Villacís: “La señora Begoña Villacís, por razones que sin duda son perfectamente legítimas, ha decidido ampliar su presencia en la campaña electoral, y por lo tanto su exposición pública, hasta el último día de su embarazo», lo que explica “exponerse también a que sea increpada por las posiciones de su partido, igual que lo son otros candidatos políticos».