domingo, 19 mayo 2024

Siete consejos de expertos para combatir la fatiga pandémica

La pandemia del Covid-19 no sólo está trayendo consecuencias directas del contagio en sí, de los ingresos y de las muertes, sino las indirectas derivadas de las secuelas, de no tratar otras enfermedades como se hacen habitualmente, o de nuevas dolencias y problemas derivados del coronavirus. Uno de esos problemas es la fatiga pandémica, así que es el momento de indicarte siete consejos de los expertos para poder combatirla, sobre todo de Richard Horton, médico y editor de The Lancet, planteaba hace unas semanas en un artículo que para poder superar la pandemia habría que entenderla como una sindemia.

Hartazgo, desasosiego, ansiedad por una incertidumbre insostenible, miedo ante lo desconocido, desconfianza en las autoridades… Son solo algunos de los efectos de haber creído superada la situación desbordante desencadenada por la Covid-19 para poco tiempo después regresar a un escenario similar. Las dolencias o secuelas no sólo están afectando a los cuerpos sino a las mentes, con un aumento preocupante de cuadros depresivos o de ansiedad. En este caso esas consecuencias psicológicas afectan al cuerpo en forma de fatiga y al revés, creado un círculo vicioso que hay que intentar cortar y tratar. Y la fatiga emocional por la situación empieza a ser otra epidemia: según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta ya al 60 % de la población europea. Veamos algunas estrategias individuales y psicosociales que, sumadas a las políticas sociales, pueden ayudar a combatir la fatiga emocional.

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Centrarse en lo esencial

fatiga pandémica

En toda situación de incertidumbre, dar prioridad a lo esencial nos ayuda a mantener cierta estabilidad emocional. Por eso es buena idea mantener los vínculos, «porque de los lazos obtenemos una orientación y un apoyo», asegura el psicoanalista José Ramón Ubieto.

Pero ¿cómo hacerlo en tiempos de distanciamiento social? Si tenemos restringida la presencia cuerpo a cuerpo, una opción es optimizar lo digital, «adaptarlo a nuestro estilo de comunicación, de encuentro, o de modo de satisfacción. Podemos usarlo en todas sus variantes (chats, webs, redes sociales, aplicaciones móviles), a condición, luego, de prescindir de él», explica. Según el profesor de la UOC, lo digital es una buena herramienta siempre que nos recuerde la presencia, que la evoque sin sustituirla.