Un informe presentado este martes en unas jornadas sobre tratamiento penitenciario ha destacado que el perfil del delincuente de odio responde a un hombre español, soltero o sin pareja, que convive con su familia, con un nivel educativo básico y sin trabajo remunerado o con escasos ingresos.
El trabajo de Javier López, de la Oficina Nacional de Lucha contra los Delitos de Odio, y la profesora de la Universidad de Comillas Meritxel Pérez, ha formado parte de la sesión de inauguración de las Jornadas ‘La Evidencia Científica en el Tratamiento Penitenciario’, que ha contado con la presencia, entre otros, del secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz.
De acuerdo al informe, el 66,7% tiene entre 18 y 30 años de edad, disminuyendo el delincuente de odio hasta desaparecer en el grupo de mayores de 60 años. Tan solo el 21% es independiente de su familia o vive en pareja y la mayoría, el 48,5%, tiene el graduado escolar y el 27,3% ni siquiera ha conseguido esa titulación de educación básica.
Con relación a la situación laboral, el 33,3% cuenta con un trabajo por cuenta ajena o es autónomo. El resto, está desempleado o en otras situaciones, según este estudio llevado a cabo entre la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad (FIADYS).
CONSUMIDORES DE SUBSTANCIAS TÓXICAS
En cuanto al perfil criminológico, el informe recoge que el 70% son consumidores de substancias tóxicas, con una edad de inicio alrededor de los 15 años. «Más de un tercio reconoce haber sufrido maltrato físico o psicológico por parte de sus padres u otros familiares», según ha destacado Instituciones Penitenciarias.
«La mayoría se relaciona con un grupo de ideología de odio –neonazis, ultras de futbol, etc– y no cuenta con un historial delictivo previo de gravedad», ha destacado la institución dependiente del Ministerio del Interior, que destaca que «es violento con personas ajenas a su núcleo familiar o de amigos».
Del perfil psicológico añade que el delincuente de odio es una persona «propensa a asumir riesgos, agresiva de forma reactiva y con mayor prejuicio sutil».
El estudio ha concluido que existen tres tipos de perfiles delictivos: buscador de emociones (perfil mayoritario con prejuicios hacia minorías y colectivos vulnerables; cometería agresiones en grupo; es el de mejor pronóstico terapéutico ya que su prejuicio es bajo); vengativo (agresivo por supuesta ofensa hacia su persona o grupo; tiene dificultad para identificar sentimientos) y defensivo (protege el territorio de personas extranjeras a las que percibe como amenaza). En estos dos últimos tipos, el prejuicio está más arraigado y es más intenso.
Las jornadas han contado con la conferencia inaugural a cargo del secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, que ha subrayado que «la experiencia práctica de los profesionales penitenciarios y el aporte científico de la Universidad son la mezcla ideal para afrontar los retos derivados de una nueva realidad criminógena».