La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE) solicita al Gobierno que tenga en cuenta obras de regulación para mitigar las sequías en el anunciado Plan Nacional contra la Desertificación y destaca que las obras de regadío son fundamentales para evitar la erosión en el suelo.
Además, reclama el regadío como una actuación «esencial» para combatir la desertificación porque genera una cubierta vegetal verde que frena la erosión y el avance del desierto. «Es una solución sostenible que perdura, da vida y moldea el territorio, crea paisaje y, a la postre, patrimonio cultural», sostiene Fenacore en un comunicado.
Del mismo modo, defiende algunos beneficios que los regadíos proporcionan al ecosistema, ya que contribuyen a la calidad del aire por la absorción del dióxido de carbono, usan las aguas regeneradas contribuyendo a una economía circular (reutilización de nutrientes), previenen la erosión y mantienen la fertilidad del suelo.
Así, la organización sectorial recuerda que las sequías en el último medio siglo han provocado la muerte de 650.000 personas y de acuerdo con los datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los desastres relacionados con el clima se han multiplicado por cinco desde los años 70 como consecuencia, fundamentalmente, del cambio climático, lo que ha provocado más de 2 millones de muertes y 3,64 billones de dólares en pérdidas económicas.
Además, añade que la OMM estima que después de las sequías, las tormentas han provocado más de 570.000 muertes y las inundaciones otras 58.000 muertes más. Estos tres desastres meteorológicos, según los regantes pueden ser paliados por las infraestructuras hidráulicas, al permitir transportar el agua de las lluvias torrenciales hacia las cuencas deficitarias.
Con motivo del Día Mundial contra el cambio climático que se celebra el próximo 24 e octubre, los regantes recuerdan que la desertificación afecta al 37 por ciento del planeta e impacta sobre 3.000 millones de personas. En el caso de España, el 74 por ciento de las zonas son secas y se contabilizan más e 9 millones de hectáreas catalogadas en riesgo alto o muy alto de desertificación.