La dosis de refuerzo de la vacuna contra la es segura y eficaz en pacientes inmunodeprimidos, según ha confirmado un nuevo estudio de la Universidad Médica de Viena (Austria).
Los pacientes bajo terapia inmunosupresora, que no responden a la vacunación contra la COVID-19, tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedad grave. Hasta ahora, no estaba claro si esos pacientes de riesgo pueden beneficiarse de una vacunación de refuerzo adicional.
Incluso después de dos dosis, los pacientes que reciben tratamiento inmunosupresor para enfermedades autoinmunes no suelen desarrollar una respuesta inmunitaria adecuada tras la vacunación para protegerlos contra la COVID-19.
En particular, se considera que los pacientes tratados con el fármaco depletor de células B rituximab, por ejemplo para la artritis reumatoide, corren un riesgo especial de sufrir una evolución grave de la enfermedad. Hasta ahora no se había establecido si estos pacientes pueden beneficiarse de una tercera vacunación y si deben ser vacunados con la misma vacuna o con una estrategia de vacunación diferente.
Los investigadores pudieron demostrar que incluso los pacientes bajo tratamiento con rituximab que no respondieron a la vacunación primaria son capaces de desarrollar una respuesta inmunitaria tras una vacunación de refuerzo.
«Dado que los pacientes sometidos a determinadas terapias inmunosupresoras corren un alto riesgo de sufrir una respuesta vacunal insuficiente y, por tanto, una enfermedad COVID-19 grave, debería considerarse la posibilidad de una vacunación de refuerzo temprana», explica uno de los líderes de la investigación, Michael Bonelli.