Sánchez «sacrifica» su relación con Marruecos por contentar a Argelia y Melilla sufre las consecuencias

Nunca una ministra de Exteriores había repercutido tanto en la política nacional como Arancha González Laya. Parece que enviarla a París para mantenerla lejos del Gobierno no ha servido de mucho, pues el estilo de la diplomacia de Laya sigue muy latente en el PSOE. Pedro Sánchez ha vuelto a abrir las heridas aún sin cicatrizar con Marruecos tras reunirse hace dos semanas en Bruselas con el líder militar del Frente Polisario Brahim Ghali. No fue suficiente para el presidente del Gobierno la reacción del país vecino y la «invasión» de Ceuta a manos de inmigrantes allá por mayo de 2021. Semanas después del encuentro que mantuvo Sánchez con Ghali, Melilla ha sufrido una nueva «invasión» por parte de más de 2.000 inmigrantes marroquíes. Y dado que los focos están en Ucrania, nadie en el Gobierno ha reconocido públicamente que el malestar de Marruecos ha vuelto a pasar factura a las ciudades autónomas.

La situación es complicada. En Marruecos se hizo notar el fuerte malestar con el presidente del Gobierno español después de que fuera el único mandatario europeo que aprovechó hace dos semanas una cumbre en Bruselas para visitar al líder militar del Frente Polisario Brahim Ghali. Casualmente, dos semanas después, Melilla ha sido la protagonista de una nueva «invasión» de inmigrantes incontrolable en lo que ya se denomina como el mayor salto a la valla en la historia de la ciudad autónoma. Fuentes del Ministerio de Interior deslizan que estos asaltos masivos no son espontáneos, como es evidente, sino que hay una organización detrás y una causalidad por la reunión que mantuvo Sánchez con Ghali.

Pocos entienden por qué Sánchez no se inhibe de mantener estos encuentros que no hacen más que dificultar la diplomacia con Marruecos. Y más cuando el presidente del país africano, Aziz Ajanuch, es nuevo y no tan radical como el anterior islamista. Aún así, Sánchez no ha tardado ni un año en volver a reventar las relaciones internacionales con una reunión que podría haberse evitado. Desde Marruecos, los medios de la zona destacan que el presidente socialista fue el único líder europeo en recibir al militar Ghali. No hay que olvidar que la primera gran crisis con Marruecos fue hace nada menos que un año porque la ministra de Exteriores de entonces, Arancha González Laya, se empeñó en acoger al líder saharaui a escondidas en un hospital de La Rioja a sabiendas (porque así se lo advirtió Fernando Grande Marlaska) de que generaría un conflicto diplomático sin precedentes.

Marruecos ha vuelto a dar un toque de atención a España

Con esto, hay que aclarar que Marruecos ha vuelto a dar un toque de atención a España acompañado de la llegada de 2.000 nuevos inmigrantes a Melilla, una ciudad autónoma que desde el Gobierno de Marruecos consideran suya por derecho. Sea como sea, estos acercamientos al Frente Polisario no solo no han ayudado a España, sino que han vuelto a abrir una herida que aún no había cicatrizado. La herencia de Laya sigue muy latente, y los pasos torpes a nivel de diplomacia internacional también. Ni enviarla a París ha conseguido calmar los ánimos.

Fuentes del Gobierno detallan que el acercamiento de Sánchez a Brahim Ghali tiene que ver con la necesidad del líder socialista de mantener «contenta» a Argelia. El líder militar del Frente Polisario fue recibido con honores en Argelia después de su aventura en La Rioja a manos de Laya. Ghali es un gran activo para acercarse a la diplomacia argelina, un país que mantiene un enfrentamiento intenso con Marruecos, así como una carrera armamentística, desde hace años. El gas argelino ha adquirido una importancia radical para España. Y más ahora que la guerra de Ucrania amenaza con cerrar la llave del gas ruso. Tener buena relación con Argelia prevalece sobre mantener un buen trato con Marruecos. El escenario ideal para el Gobierno español es mantener un equilibrio, pero Argelia es más importante por el momento.

La presencia de 2.000 inmigrantes en Melilla reabre el debate de cómo controlar esta situación. Aún así, la llegada de Ajanuch, un empresario millonario que se ha hecho con la jefatura del gobierno de Marruecos, se ha estrenado tomando la misma decisión que su predecesor islamista. La presión migratoria ha conseguido grandes sumas de dinero por parte de España. En este caso, se espera una solución similar. Aún así, queda por ver qué pasos da el país, pues la guerra de Ucrania ha dado un golpe encima de la mesa que ha hecho espabilar a Europa.