La representación diplomática de Juan Guaidó en España está a la deriva tras el nombramiento del embajador Santos

Poco a Poco la dictadura de Nicolás Maduro consigue su objetivo de acercarse a España y a la Unión Europea, y la más reciente muestra ha sido la designación de Ramón Santos como embajador en Venezuela y la consecuencia directa de tener que recibir a Coromoto Godoy como embajadora del país caribeño, lo que deja en un completo limbo a la representación diplomática que desde 2019 designó Juan Guaidó tras haber sido nombrado presidente interino.

El nombramiento de Ramón Santos se hizo efectiva el pasado 27 de diciembre, pero ya desde hace varias semanas era una información que se manejaba en el Ministerio de Asuntos Exteriores, tras las declaraciones que ha había hecho el ministro José Manuel Albares, a propósito de la reanudación de las conversaciones entre la oposición venezolana y los funcionarios del régimen de Nicolás Maduro.

En España la representación del gobierno interino de Juan Guaidó era Antonio Ecarri, quien desde 2019 estaba en el país y era la persona que mantenía relaciones directas con el Ministerio de Asuntos Exteriores en temas que tenían que ver con Venezuela y con los venezolanos residenciados en el país.

Ahora, la situación ha cambiado, pues desde que se ha oficializado la designación de Santos al frente de la embajada de España en Caracas y la aceptación de la embajadora Coromoto Godoy como representante de la dictadura venezolana en España, nadie ha sabido dar razón de lo que sucederá con Ecarri y su equipo, pues la situación política en Venezuela en relación con Juan Guaidó está complicada y no será hasta el próximo 5 de enero, que la Asamblea Nacional del país caribeño ratifique que le retirarán el apoyo a quien hasta hace un par de semanas era reconocido como presidente interino por más de 51 países.

Toda esta debacle política, sumado a las múltiples gestiones de la dictadura de Nicolás Maduro por acercarse a la Unión Europea, a través de su «amiga» Coromoto Godoy, a quien mandó directamente con la misión de procurar su recibimiento, y la gestión de la cónsul de Venezuela en Bilbao, Glenna Cabello, hermana de Diosdado Cabello, le están dando los resultado deseados, pues la gestión de Albares ha servido para que el propio Pedro Sánchez termine de aceptar un restablecimiento de las relaciones políticas y económicas con la dictadura venezolana, que se ha ofrecido como una alternativa para salir de la crisis energética que ha ocasionado en Europa la invasión de Rusia a Ucrania, que ya pronto cumplirá un año.

Desde Venezuela el mensaje ha sido muy claro: lo primero es que tanto España como el resto de los países comiencen por reconocer al dictador Nicolás Maduro como el presidente de Venezuela, así como la eliminación de las sanciones que han sido impuestas desde 2016 sobre los funcionarios del chavismo, a quienes congelaron cuentas en los países europeos.

Estas sanciones fueron ratificadas en noviembre, pese a que ya desde mediados de ese mes estaba instalada en Madrid Coromoto Godoy, quien desde el primer día se encargó de dejarle claro a las autoridades españolas que venía en calidad de embajadora, pese a que desde el Ministerio de Asuntos Exteriores en un inicio pretendieron decir que solo ejercería funciones de encargada de negocios.

Sin embargo, el discurso fue cambiando con los días, y aunque en un principio se hicieron los locos con el funcionamiento de las dos embajadas de Venezuela en España, luego de la designación de Santos como embajador, ya el Gobierno de Pedro Sánchez está de brazos abiertos con el régimen chavista y su embajadora en el país, pues además saben que esta funcionaria es una enviada directa de Nicolás Maduro, pues es conocido que entre ambos existe una amistad especial que en más de una oportunidad ha enfurecido a Cilia Flores, esposa del dictador venezolano.

Mientras todo esto sucede, la directriz desde Venezuela para con la representación diplomática de Juan Guaidó es que deben esperar a que el próximo 5 de enero se decida cuál será el curso de los acontecimientos políticos en el país caribeño y la viabilidad de reconocer o no el interinato, que en su momento se inició amparado en el artículo 233 de la Constitución de Venezuela que argumentaba las razones por las cuales existía un vacío de poder y el por qué se debía designar al presidente de la Asamblea Nacional como presidente de Venezuela.

No obstante, mientras los partidos políticos como Acción Democrática, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo deciden qué pasará con Juan Guaidó, en el ámbito internacional la influencia de la dictadura de Nicolás Maduro se ha ido acrecentando, pues muchos países continúan viendo atractiva a la industria petrolera y más en este momento en el que Rusia tiene en tensión al mundo occidental, tras haber invadido a Ucrania y ocasionar una crisis energética.

Hasta este momento el embajador Ecarri no ha recibido ninguna comunicación oficial por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores y están en la fase de elaboración de los informes de gestión de fin de año, pero a la expectativa por lo que puede suceder a partir del reconocimiento como embajadora de Coromoto Godoy y del posible reconocimiento de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela.