Conforme ha ido acechándonos la inflación, la utilización de las monedas ha ido bajando. Puede que todavía tengamos algunas de ese día que fuimos a comprar chuches o la calderilla que nos sobró en un restaurante. Ese dinero se queda en la cartera por tiempo indefinido hasta que casualmente lo vemos o alguien nos cuenta que podríamos cambiarlo por miles de euros. Resulta que, aunque muchos no lo tengan en la cabeza, las monedas son auténticos objetos de coleccionista y muchas de ellas se han revalorizado hacia grandes sumas de dinero.
Hay muchas estafas
Lo bueno de internet es que te permite contactarte con personas que no conoces para vender eso que tienes en tu poder. No obstante, también hay muchas estafas en ambos sentidos, así que debes mirar muy bien las referencias de las páginas y si conoces a alguien que esté en el tema mucho mejor. Déjalo todo siempre por escrito y busca asesoramiento, sobre todo si son cantidades grandes. En la medida de lo posible, es mejor que el cliente sea cercano al lugar donde resides y vea la moneda personalmente. Así no podrá decir que lo has engañado y no le ha llegado lo que quería.
