La ministra de Defensa, Margarita Robles, tiene claro que quiere un puesto de responsabilidad porque se le acaba el carrete en su puesto actual y ya busca la forma de reciclarse en política. De momento el ejercicio ha sido simplemente buscar los huecos. Pero la nefasta gestión de Pilar Llop ha dejado el Ministerio de Justicia patas arriba y ha permitido a más de un socialista hacer cábalas sobre si tendrá o no la posibilidad de hacerse con el puesto de la magistrada socialista. De momento, fuentes del Gobierno aseguran que Robles no descarta coger las riendas de este ministerio siempre y cuando salgan bien parados en las elecciones. Y entretanto, ha azuzado a la asociación Jueces y Juezas para la Democracia para que fomente la huelga de jueces y fiscales.
Margarita Robles tenía otras pretensiones más allá del Gobierno. La más importante quedó frustrada por marcharse del Consejo General del Poder Judicial al Gobierno: quería ser presidenta del CGPJ y del Tribunal Supremo. Tras esto, se planteó el Tribunal Constitucional y otras opciones que tuvieran que ver con el ámbito de la Justicia; pero una a una se han ido cerrando hasta dejarle el Gobierno como única opción. Desde Moncloa le ofrecieron candidaturas (como en la Comunidad de Madrid o en el Ayuntamiento), pero no las aceptó ni consideró que tuvieran relevancia. Y ahora tan solo le queda e Consejo de Ministros como única opción… pero ella sabe que no será en Defensa.
El desastre de gestión de Pilar Llop ha encendido todas las alarmas en el entorno de la magistrada socialista, pero ha hecho que más de uno se haga a la idea de que es posible entrar en este ministerio. Margarita Robles está utilizando el férreo control que tiene sobre la asociación Juezas y Jueces para la Democracia para presionar al Gobierno y para evidenciar los fallos de gestión y la poca mano que tiene la actual ministra de Justicia sobre los temas que le competen. Ahora mismo, el Ministerio de Justicia es la mejor opción de futuro de una Margarita Robles que no quiere volver de momento al Consejo General del Poder Judicial. Pero si no es así, siempre le quedará la posibilidad de ser vocal y de controlar a los progresistas de los plenos.
El Ministerio de Justicia no pasa por su mejor momento. La huelga de fiscales, jueces y letrados ha dejado a Llop más tocada de lo que le gustaría. Y eso sin tener en cuenta que la dimisión de Carlos Lesmes, expresidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, le pilló completamente por sorpresa. Todo esto la ha dejado en una posición política delicada, pero sobretodo ha dejado de manifiesto que este Gobierno ha tenido una carencia importante en cuestiones clave relacionadas con la Justicia. Ahí es donde Robles quiere dar la puntilla a Llop y venderse como la mejor alternativa posible para restablecer la relación entre el Ejecutivo y los jueces.
Pese a que el Ejecutivo ha querido quitarse de encima a Margarita Robles por el hecho de que tiene agenda propia y de que utiliza a sus personas afines para mantenerse en el poder de la mejor forma posible. Ha metido mano especialmente en el Tribunal de Cuentas, pero lo ha intentado con otras instituciones relevantes, aunque sin demasiado éxito. Margarita Robles sabe que su posición política no es la más potente, pero quiere aprovechar la oportunidad que le brinda la mala gestión de Llop y dejarse como plan B la posibilidad de ser nombrada ministra de Justicia. El PSOE ya se planteó colocar a otro ministro en este puesto en 2019, pero al final Fernando Grande-Marlaska se quedó donde ha estado hasta ahora pese a los continuos choques internos.