Vox emula a Podemos y comienza su descenso a los ‘infiernos’ electorales

El 23 de julio no será una fecha para recordar en Vox. La formación dirigida por Santiago Abascal ha perdido 19 escaños en el Congreso de los Diputados y su presencia en el hemiciclo. Con estos resultados su partido ya no será tan importante como esperaban en un principio y limita mucho a futuro las esperanzas de la extrema derecha de entrar en un posible gobierno de España, alejando los fantasmas de gran parte de la sociedad española que tenía pavor a la presencia de Vox en el gobierno y a una posible vicepresidencia de Abascal.

Desde Vox llevaban varias semanas diversas encuestas internas en las que daban unos resultados similares a los obtenidos este domingo. Los de Abascal manejaban una horquilla de entre 30-35 diputados, han obtenido 33. Un resultado que pensaban suficiente en la creencia de un futuro pacto con el Partido Popular, pero estos últimos no han cumplido las expectativas que les situaban por encima de los 150 diputados, los populares se han quedado en 136.

Estos números parecen abocar a un posible bloqueo la gobernabilidad del país o a una legislatura corta que debilitan gravemente a la formación de Abascal. Los escenarios próximos no son favorables para Vox que puede seguir perdiendo apoyos en una posible repetición de elecciones, por el voto útil al Partido Popular, o estar en una posición débil en otra legislatura con la presidencia socialista.

INICIO DEL FIN DE ABASCAL

Lo que está claro es que este escenario deja tocado a la figura del líder de Vox, con un futuro incierto donde posiblemente tenga que dejar el liderazgo del partido para intentar ‘mover el avispero’ y parar la sangría de votos hacia el PP. En este futuro aparece la figura de Jorge Buxadé el actual vicepresidente de Vox representa el ‘ala dura’ del partido y sus seguidores poco a poco quieren postularle como sustituto de Abascal.

Buxadé con una agenda económica diferente a Abascal e influencia por su pasado militante en Falange es una apuesta por una mayor diferenciación de la formación popular y marcar así un electorado diferenciado y propio. Con un programa que le aleje de la visión de ser un ‘PP cabreado’. Sea como sea el escenario futuro para Vox se presenta bastante difícil.

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El candidato de Vox a presidente del Gobierno, Santiago Abascal, durante el acto de cierre de campaña de Vox, en la Plaza de Colón, a 21 de julio de 2023, en Madrid (España).

En este escenario se presentan los fantasmas de Ciudadanos y Podemos en los que el acenso y muerte del partido naranja se asemeje al ciclo vital de Vox. Y de esta misma forma sigan los mismos pasos, engullidos por el Partido Popular y acabar siendo una fuerza residual o desaparecer. En este sentido, las opciones que tiene vox para la votación en el Congreso del futuro presidente de España son bastante limitadas y posiblemente pasen por aceptar cualquier propuesta que Feijóo haga a Vox.

Esto tiene un posible peligro para Vox, y no es otro que un hipotético pacto en el que le PNV y Coalición Canarias apoyasen a los populares y los de Feijóo pidiesen el voto a cambio de nada a Abascal. Ante esta situación Vox corre el peligro de enfadar a sus votantes y hacérselo pagar en las siguientes elecciones. También la negativa puede pasarles facturas, y otra parte de su electorado reniegue de Vox por facilitar otra legislatura de Pedro Sánchez.

Para finalizar, los análisis del partido de extrema derecha a parte escudarse en el castigo por el voto útil deberían mirar su campaña ‘negacionista’ contra la violencia de género, las vacunas, el cambio climático y otras cuestiones que han alejado a la ciudadanía de su discurso patriótico, además de restar a los populares por miedo a un posible pacto con ello.

Como sea la situación del partido de Abascal pinta borrascosa y deberá estructurar más su mensaje a la ciudadanía y comenzar a pensar que su techo de voto no le da para más y es momento de revolucionar el partido.