La dura lección de Ayuso en la gestión de impuestos a Aragonès

Una vez más queda demostrado que la gestión madrileña funciona como un reloj. La Comunidad de Madrid se posiciona como la región que más impuestos aporta y una evidencia de ello son las cifras del IRPF. La región liderada por Isabel Díaz Ayuso, aportó a las arcas del estado en 2021, último año del que hay datos, un total de 24.590 millones de euros.

Mientras que Cataluña, otra de las regiones clave de la economía española, recaudó solamente 12.800 millones de euros. Una cifra que muestra, en cierta manera, la superioridad madrileña frente a la catalana en la gestión de impuestos. La Comunidad de Madrid se embolsó un 12 por ciento más y, además, lo consiguió con 300.000 declaraciones menos que en Cataluña.

El gobierno de Aragonès registró cerca de 3,8 millones de declaraciones, mientras que en Madrid la cifra se quedó en 3,5 millones. Una situación que muestra que la Ejecutiva de Madrid, Díaz Ayuso, consigue más dinero con menos contribuyentes en la capital. Una marcada discrepancia que subraya el vigor de la economía madrileña, una situación que se consolida aún más cuando se compara con los datos de la región que contribuye en segundo lugar.

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En la misma estadística sobre el impuesto de renta, se observa que la renta bruta promedio en Madrid supera los 38.000 euros, mientras que Cataluña se sitúa en torno a los 33.500 euros y las Islas Baleares ocupan el tercer lugar con 30.180 euros. Cabe destacar que estos datos no incluyen a las comunidades forales, como Navarra y el País Vasco, que cuentan con sus propias haciendas y, por lo tanto, no se reflejan en las cifras de la Agencia Tributaria. Sin embargo, incluso si se incluyeran, sus niveles de recaudación seguirían estando significativamente por debajo de los de Madrid debido a su población notablemente menor.

La Comunidad de Madrid se embolsó un 12 por ciento más y, además, lo consiguió con 300.000 declaraciones menos que en Cataluña

El gobierno madrileño argumenta que gran parte de su fortaleza económica se debe a su atractiva fiscalidad, ya que la bonificación de ciertas figuras impositivas atrae a trabajadores cualificados y patrimonios que contribuyen a través de otros impuestos, siendo el ejemplo más claro el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).

Además, señalan la existencia de un efecto curva de Laffer, que provoca que la reducción de los impuestos estimule la economía y, por tanto, lleva a mayores ingresos fiscales a la región. En consecuencia, les resulta difícil comprender el enfrentamiento entre el Gobierno de Pedro Sánchez y la ministra María Jesús Montero con la región, ya que el resultado podría ser una menor contribución al conjunto del Estado.

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Por su parte, el Ministerio de Hacienda sostiene que Madrid está llevando a cabo una competencia fiscal desleal y se beneficia de su inequívoco estatus de capital. En cuanto al primer punto, la ministra Montero ha defendido desde el inicio de su mandato que Madrid practica esta competencia ilegal al reducir sus impuestos más allá de lo que otras comunidades pueden permitirse. Sostiene que esto ha dado lugar a deslocalizaciones y movimientos que, en algunos casos, resultan ser ficticios, lo que ha incrementado sus ingresos fiscales en detrimento de otras regiones.

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La lección magistral de Ayuso en la gestión de impuestos a Aragonès

Precisamente, debido a esta situación, se implementó una armonización tributaria indirecta mediante el impuesto a las Grandes Fortunas, lo que resultó en la anulación de los beneficios fiscales en el impuesto de Patrimonio que Madrid, Andalucía y Galicia otorgaban. Las regiones gobernadas por partidos populares han expresado su desacuerdo con este impuesto, argumentando que invade las competencias tributarias autonómicas y considerándolo inconstitucional.

Por otro lado, en lo que respecta al efecto capitalidad, el Gobierno central argumenta que Madrid se beneficia de ser la sede de importantes organismos nacionales y de la presencia de numerosas empresas de gran envergadura. A pesar de ser verdad, también es importante destacar que Cataluña ha mantenido una concentración significativa de empresas de gran relevancia para su economía, al menos hasta que ciertas políticas y decisiones separatistas provocaron su salida de la región.