Su voz es unas de las más respetadas en el panorama periodístico. Su espacio en El País se ha convertido en el videoeditorial de referencia para millones de españoles. Iñaki Gabilondo no se esconde. En ningún tema. Tampoco en lo que la crisis del coronovirus está revelando de todas las aristas de la crisis. Su última reflexión viral tuvo lugar en El Intermedio en una conversción con el Gran Wyoming.
Sus palabras en el programa, como en otras muchas ocasiones, han recibido el aplauso de gentes de todos los espectros políticos. Su teoría del cambio forzado lo expresaba así:
“No vamos a estar como estábamos y van a cambiar muchas cosas. Cambiamos personalmente, pero también cambiará la sociedad y la política”.
Esta teoría, que viene enunciando en su espacio La Voz de Iñaki en El País y La SER, parte de la premisa de que el cambio será innevitable. Su crítica, especialmente enfática, apunta directamente a la consideración de lo público.
“A ver si nos damos cuenta de que regatear en Sanidad pública y en Ciencia e Investigación es un suicidio, si no lo aprendemos con esto no sé cómo lo haremos”, ha sentenciado en un momento de su intervención.
Gabilondo no ha dudado en recriminar a la sociedad de falsos héroes su pasividad e insensibilidad ante las necesidades, históricas, de estos colectivos.
“Que en vez de alabar a el tipo de gente que alabamos, deberíamos empezar a reconocer las actividades que se deben ser cuidadas por la sociedad”, ha afirmado.
En todo momento, Gabilondo ha mostrado su habitual fe en el futuro, aunque, como siempre, con un mensaje interior de crítica a lo que se ha hecho con anterioridad. “Ojalá que tras esto empiece a haber vocaciones de médicos, de científicos, de profesores…”.
3LA RENOVACIÓN DE NOTICIAS CUATRO
Quizás hoy sea habitual que los presentadores de informativos inicien el programa de pie, o apoyados en la mesa central; los propios presentadores han dejado de ser un busto parlante para enunciar editoriales. Esta ha sido la semilla de Iñaki Gabilondo en la nueva comunicación audiovisual.
Él fue el primero, también en ser criticado, en colocarse fuera del espacio habitual del presentador de informativos. El primero en hacer marca con su propio editorial. El primero en no esconder que detrás del presentador hay un profesional de la información, un periodista de la vieja escuela, sí, pero que ha sabido adaptarse a los nuevos canales y que mira a las nuevas generaciones de periodistas con la esperanza de ver buen periodismo.
