Las frutas son un alimento que no puede faltar en una dieta equilibrada, tal y como indican todos los organismos de salud. La recomendación es consumir al menos tres piezas al día de fruta fresca (no, no valen las conservas en almíbar), para obtener todos los nutrientes que necesita el cuerpo para una buena salud. A algunas personas les da un poco de pereza pero es importante superarla y adquirir el hábito. Es tan sencillo como dejarla troceada en la nevera, preparar macedonias o convertirla en nuestro postre o merienda habitual. Otra de las excusas frecuentes es que son demasiado ricas en azúcares como glucosa y fructosa, y por lo tanto pueden afectar a nuestro peso y hacernos engordar. Pero esto tiene bastante de mito.
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La manzana es una de las frutas más consumidas, principalmente por que es cómoda, se puede llevar en el bolso o la mochila, se come a mordiscos en cualquier sitio y no suelta jugo pegajoso como otras. También es muy saciante gracias a su elevado contenido en fibra. Tiene mucha vitamina C, es diurética, regula el colesterol y según un estudio de la Universidad de Massachusetts Lowell, puede aumentar la producción de acetilcolina, un neurotransmisor que mejora la memoria. Como dice el refrán galés, ‘one apple a day keeps the doctor away’ o lo que es lo mismo ‘una manzana al día mantiene al doctor en la lejanía’. Y todo esto por 96 kcal.
