A pesar de que llevamos casi medio año con la mascarilla puesta, desde que el gobierno decretó su obligatoriedad, conviene recordar de vez en cuando que su eficacia, no depende solo de que la llevemos puesta. Para que la mascarilla nos proteja, debemos llevarla bien puesta, y debemos prestarle unos cuidados de conservación y lavado que no siempre son muy considerados por los usuarios. Esto, se hace especialmente necesario los días de lluvia en los que, tenemos que tener un especial cuidado para evitar que la mascarilla se moje.
Problemas cutáneos
Pero la disminución en la capacidad de filtración no es el único problema que nos encontramos con las mascarillas en los días de lluvia. Otro problema del que alertan los médicos es que una mascarilla mojada puede aumentar la humedad relativa en el espacio entre la cara y el protector y esto daría lugar a la aparición de afecciones dermatológicas, como eccemas, acné o foliculitis. Lo cierto es que sin lluvia ya se están dando casos de problemas dermatológicos, especialmente en personas que por su profesión o circunstancias tienen que llevar la mascarilla puesta durante mucho tiempo. Al parecer, esta circunstancia se vería notablemente incrementada los días de lluvia, pues hace que se concentre todavía más humedad de la habitual en la piel alrededor de la boca y esto facilita el crecimiento de hongos e infecciones cutáneas.
