Prácticas sexuales: ¿En qué consiste el beso negro?

El sexo es algo que está en continua innovación. Cada pareja lo vive de forma diferente, así como cada persona. Es por eso tan complicado hablar sobre el tema en términos generales. Sin embargo, si algo está claro, es que siempre hay prácticas que se van poniendo de moda. Aunque no hay nada nuevo inventado, parece que ahora gran parte de la población se ha atrevido con prácticas relacionadas con el sexo anal, como el beso negro.

Existen muchos tipos de besos, aunque este tiene más que ver con el sexo oral. Las personas prueban de todo para obtener más placer, desde juguetes anales hasta el pegging. Y es que los límites los pone cada uno. Lo único que debemos tener en cuenta es el mantener una buena comunicación con la otra persona y conocer hasta dónde estamos dispuestos a llegar.

Si estás siempre buscando probar cosas nuevas, esto te interesa. Descubre una de las prácticas sexuales más extendidas: ¿En qué consiste el beso negro?

¿Qué es el beso negro?

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El beso negro también se conoce como anilingus y consiste en usar tanto la lengua como la boca para estimular el ano de la otra persona. Lo conocemos así porque su principal objetivo pasa por estimular los bordes del ano, aunque esto no quiere decir que sean estos los únicos que se estimulan. También podemos probar a hacerlo de diferentes formas, siempre buscando dar y obtener el máximo placer.

La primera vez que escuchamos este término fue en el año 1886, por parte del sexólogo Richard von Krafft-Ebing. Apareció en su libro «Psychopatia Sexualis», dentro del estudio «Heterosexual Anal Sexuality and Anal Sex Behaviour: A Review». En el mismo, se concluía que un 51 por ciento de los hombres y un 43 por ciento de las mujeres que han probado el sexo oral tamién se han atrevido con el conocido como beso negro.

Además de la estimulación de los bordes del ano, este también puede implicar otro tipo de prácticas. Una de las más comunes es la penetración de la lengua en el interior del ano, ya sea dando vueltas dentro o lamiendo y besando el resto del trasero. Gracias a que la abertura anal está repleta de terminaciones nerviosas, el placer que se puede obtener con este tipo de prácticas es mucho mayor e intenso que con otras, más habituales.

Una práctica sexual cada vez más de moda

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De forma tradicional, tanto los investigadores como las personas de la sociedad han pensado que poca gente practicaba el beso negro. Es decir, siempre ha sido considerado como un acto sexual practicado de forma marginal. No obstante, su uso ha aumentado en los últimos años.

Ahora que lo conocemos gracias a la cultura pop, véase la serie «Girls» o la canción «Anaconda», una de las más populares de la cantante Nicki Minaj, se ha convertido en tendencia para buena parte de la sociedad. Antes mal visto y ahora de moda, lo cierto es que cada vez son más personas quienes sienten curiosidad por saber qué se siente al practicarlo.

Un estudio realizado en el año 2008 y que se centraba en la opinión de los hombres, concluyó que el 24 por ciento de los mismos había practicado el anilingus con su pareja en alguna ocasión. Además, el 15 por ciento reconocía que sus parejas también se lo habían practicado a ellos. De este modo, el tema va dejando de ser tabú.

¿Es seguro el beso negro? Recomendaciones para hacerlo

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Una de las primeras preguntas que nos pueden venir a la mente cuando pensamos en probar el beso negro es si este es 100% seguro. Los principiantes conocen poco sobre esta práctica y es tan solo su curiosidad por obtener placer lo que les anima a practicarlo con sus parejas.

No por ser una pregunta común carece de sentido. En realidad, es bueno cuestionarse este tipo de cosas. La razón es que el ano es uno de los sitios que más interrogantes guarda y que también genera, debido a ser el sitio por el que realizamos actividades como defecar.

A pesar de ello, lo cierto es que no hay nada antihigiénico en poner esta práctica sobre la mesa. Los bordes no tienen nada de asqueroso, siempre y cuando la persona lleve una correcta higiene, lo mismo que sucede con los genitales. Es decir, la higiene es una parte esencial antes de practicarlo. De lo contrario, podríamos contraer E.Coli, salmonela u otros tipos de bacterias.

Antes de ponernos en marcha, la comunicación es clave

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Antes de nada, a pesar de ser una práctica que no tiene nada de malo y que nos puede ofrecer mucho placer, lo primero que debemos tener en cuenta es que tenemos que consultarlo con nuestra pareja. Es decir, antes de llevar a cabo un beso negro, tal y como lo conocemos, debemos pedir permiso. Puede que la otra persona no se sienta cómoda con determinadas prácticas sexuales y es completamente respetable.

En caso de no hacerlo, puede que la experiencia no sea nada agradable, sino todo lo contrario. Se convertirá en un momento incómodo que podríamos haber evitado. Tanto la sorpresa como la incomodidad hará que los músculos anales terminen contrayéndose, por lo que el placer será nulo e incluso se podrá sentir dolor.

Si tu pareja te da el visto bueno, o viceversa, sí que es el momento para incorporarlo a una noche de pasión. Para aumentar el placer, debemos seguir tirando de la comunicación y pedirle a la otra persona que, mientras te masturba o te practica sexo oral, también juegue con la zona anal. Y también al contrario.

El beso negro es una práctica ideal para experimentar en pareja

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Cuando hayamos asentado las bases sobre lo que nos gusta y lo que no, es buen momento para percatarnos de que el anilingus es una de las mejores técnicas para aportar y recibir placer. Para hacerlo bien, podemos girar la punta de la lengua alrededor del ano o dar pequeños toques con la punta arriba y abajo encima de la misma.

Para que el beso negro sea muy placentero, podemos mover de forma suave la lengua y lamer toda la zona, en un estilo muy similar al sexo oral. En todo momento, tenemos que mantener la comunicación, como decíamos, con nuestra pareja e indicarle qué nos gusta, qué no y también saber escuchar y responder ante sus preferencias.

Si lo probáis y os parece diferente y divertido, podemos seguir experimentando. Se puede practicar también este tipo de beso sobre la espalda o ayudándonos del facesitting. Lo ideal es no dejar de explorar nuevas formas de dar y recibir placer, siempre que ambos estéis de acuerdo, para no caer en la monotonía sexual.