Zapatillas con placa de carbono: mitos y verdades

Aquellos que entrenan a diario para competición o salen a correr para prepararse para maratones y pruebas amateur seguro que han escuchado sobre las zapatillas con placa de carbono: para unos, la forma más eficiente de maximizar el rendimiento; para otros, una tecnología que engaña y por lo tanto debería ser considerada ilegal. Las super zapatillas que ya comercializan marcas como Nike siguen generando una gran controversia en el mundo running. ¿Son legales o ilegales? ¿Mejoran realmente el rendimiento del deportista? ¿Cómo funcionan? ¿Son para todos los pies? Analizamos las zapatillas con placa de carbono, sus mitos y las verdades que hay detrás de esta innovación en el diseño del calzado deportivo.

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MÁS ESTABILIDAD Y EFICIENCIA

zapatillas carbono

La placa de carbono que se utiliza en algunos de los últimos modelos de este tipo de calzado deportivo aporta una mayor estabilidad para el tobillo del corredor. De esta forma, se reduce la fuerza de rotación a la que se le somete y se disminuye la carga de trabajo sobre los gemelos. Al mismo tiempo, al ser una mecánica más cuidadosa con el pie, hace que la recuperación durante el movimiento completo sea mayor, minimizando así el riesgo de daños musculares y en los tendones.

Como consecuencia de que el pie tenga un apoyo más estable gracias a la placa de carbono que incluyen estas zapatillas, la energía del impulso se concentra en la mecánica y no se dispersa, por lo que todo el esfuerzo se concentra en la carrera. De hecho, se apunta a que este tipo de zapatillas permite ahorrar un 4% de esfuerzo en la zancada. Esto supone que en una carrera como una maratón se pueden ganar minutos, no solo segundos. Algo que solo con el entrenamiento llevaría años al deportista.