Desarrollan la primera batería de valoración de condición física de personas con discapacidad intelectual

SAMU, a través de su Fundación, y en colaboración con el Departamento de Motricidad Humana y Rendimiento Deportivo de la Universidad de Sevilla (US), han hecho posible la primera batería de valoración de la condición física y motriz para personas con discapacidad intelectual realizada en España sobre una muestra de este colectivo.

Esta iniciativa, que se enmarca dentro de la estrategia general de I+D+i de SAMU, «es pionera» a nivel nacional y también internacional, producto de un trabajo de investigación promovido por ambas entidades y dirigido por la doctora Ruth Cabeza Ruiz. El proyecto, cuyos resultados han sido publicados por dos revistas científicas (concretamente, Disability and Health Journal, e International Journal of Enviromental Research and Public Heath), ha supuesto dos años de trabajo y la realización de más de 5000 tests a personas con discapacidad.

SAMU DIS-FIT, que es el resultado de la investigación, es la primera batería de valoración de la condición física de personas con discapacidad intelectual basada en pruebas sobre personas con discapacidad en nuestro país, más de 260 en total.

La batería SAMU DIS-FIT surge, según se indica en un comunicado, como respuesta desde el ámbito académico y de la atención a las personas con discapacidad intelectual a la necesidad de mejorar la calidad y esperanza de vida de estas personas a través de la actividad física. La herramienta pretende orientar a profesionales de atención a la discapacidad sobre los parámetros físicos de personas con diversidad cognitiva, a través de tablas que por primera vez son el resultado de la actividad física de estas personas, y no una adaptación de tablas físicas de personas normalizadas.

«Es la primera vez –explica Almudena Chávez, responsable de I+D+i de SAMU– que se crea una herramienta que evalúa la condición física de las personas con discapacidad intelectual a partir de pruebas realizadas por el mismo colectivo. Hasta la fecha, lo que se hacía era utilizar herramientas que se basaban en datos de personas sin discapacidad, y se hacían equivalencias. Ahora hemos creado una batería ex profeso para ellos, a partir de sus datos, y además, muy sencilla de realizar». La batería, en todo caso, no es definitiva, sino que está abierta a la mejora en función de su uso por parte de personas con discapacidad intelectual.

Aunque existían algunas experiencias previas en EEUU, todas eran para personas con discapacidad profunda y de edad avanzada, o bien para determinados colectivos con discapacidad como las personas con Síndrome de Down. A nivel europeo, Eurofit llevó a cabo una batería específica para personas con discapacidad cognitiva, pero era una batería fallida, carente de solvencia estadística. Esta es la primera vez que se realiza una batería específica para personas con discapacidad intelectual moderada y con edades comprendidas entre los 20 y los 65 años. Su pretensión es que sea una batería utilizable en el ámbito sanitario y asistencial, y que sirva de guía para la implantación programas de actividad física para personas de este perfil.

Un aspecto relevante de la batería es la sencillez en el planteamiento de las pruebas físicas. Ya que uno de los principales obstáculos a la hora del diseño de tests físicos para este colectivo es la dificultad a nivel cognitivo de las pruebas. Con SAMU DIS-FIT, se intenta hacer asequible su práctica para todos los niveles de la discapacidad intelectual.

Asimismo, la investigación ha permitido llegar a interesantes conclusiones sobre la situación física de las personas con discapacidad intelectual. Así, se ha descubierto que la condición física de estas personas es equiparable a las personas sin discapacidad con más de 60 años.

«Las personas con discapacidad intelectual sufren un deterioro físico muy significativo y de forma prematura y es por ello que el ejercicio físico debe constituir una prioridad en su desarrollo», explica la doctora Ruth Cabeza, del Departamento de Motricidad Humana y Rendimiento Deportivo de la US. «Las personas con discapacidad –continúa–, por lo general, llevan una vida muy sedentaria, lo que influye en su deficiente desarrollo físico orgánico, y que se hace muy palpable en aspectos como la motricidad, el sistema muscular, el sistema endocrino o el aparato circulatorio. E incluso influye también en el nivel cognitivo».

Este es el punto de partida para un nuevo estudio que podría promoverse de forma conjunta en el futuro entre la Fundación SAMU y la US, sobre la relación entre la condición física y la capacidad cognitiva. Aunque se ha trabajado en ámbitos muy específicos como los enfermos de alzhéimer o demencia, nunca se ha estudiado para una población más amplia de personas con discapacidad cognitiva.

«Sería interesante poder responder a algunas preguntas: ¿Si yo mejoro mis condiciones físicas puedo mejorar mi capacidad cognitiva?? ¿Si yo mejoro mis condiciones cognitivas mejoro mi capacidad física? ¿Hay alguna relación, por ejemplo, entre la mejora de la fuerza y la memoria, o entre la mejora de la capacidad aeróbica y la atención? Sería interesante averiguarlo, sobre todo en las personas con discapacidad que tienen problemas de aprendizaje. Si conseguimos mejorar su capacidad de aprendizaje a través del ejercicio físico, estaríamos consiguiendo dos cosas: que estén más saludables a nivel orgánico y que tengan más facilidades para aprender», explica la doctora.

Para la elaboración de la batería SAMU DIS-FIT, la Fundación SAMU consiguió implicar no sólo a sus propios centros de atención a personas con discapacidad intelectual sino también a numerosas asociaciones relacionadas con este segmento, entre las que se encuentran la Fundación Rocío de Triana, Especial Olympics, Apedis, Anidi, ASAS, Aspanri o Albatros. En total, 48 asociaciones, de las que participaron 260 usuarios, permitiendo 5000 tests.

Según el director general de SAMU, Carlos González de Escalada, SAMU DIS-FIT es «un instrumento que nos permite valorar la condición física de los individuos cuyos hábitos de vida saludable queremos potenciar. Nuestro reto es generar la transferencia de conocimientos necesaria para que esta herramienta pueda ser utilizada por organizaciones similares a la nuestra». Se trata de una muestra del compromiso de la Fundación SAMU con la discapacidad intelectual a través de la investigación científica y también de su apuesta por la actividad deportiva como herramienta de inclusión y mejora de la calidad de vida de este colectivo, ya patentes en proyectos como ‘Cuatro Estaciones’, ‘Disfrutamar’ o ‘Rugby Inclusivo’.

La batería SAMU DIS-FIT se materializa en un manual, disponible en la web www.samu.es para cualquier entidad interesada en la actividad física de personas con discapacidad, que incorpora ocho pruebas, dos de composición corporal (cálculo de IMC y cálculo de perímetro de cintura) y seis de evaluación motriz (equilibrio dinámico, amplitud de movimiento de tronco, fuerza muscular de la mano, fuerza-resistencia de la musculatura del tronco, fuerza-resistencia de extremidades inferiores y resistencia cardiorrespiratoria). La batería establece para cada prueba unas tablas con valores de referencia, para que cualquier profesional pueda realizar comparativas con las pruebas realizadas a personas con discapacidad cognitiva y así conocer su nivel de condición física.

«Nuestra idea –explica Almudena Chávez– es que los profesionales de la discapacidad, con sus propias pruebas, vayan incrementando la muestra de la batería, para perfeccionar así sus resultados y hacerlos más precisos. Por ello, se está acondicionando un espacio en la propia web SAMU para que otros profesionales del sector puedan registrar los resultados obtenidos en sus pruebas, enriqueciendo el muestreo de la investigación y facilitando la transferencia del conocimiento relativo a la condición física de personas con discapacidad cognitiva».