La ministra de Industria, Reyes Maroto, ha asegurado que aún tiene «confianza» en trabajar para lograr un «buen fin» al conflicto de la planta de Vestas en Viveiro (Lugo), pese a que los trabajadores aceptaron una conciliación económica previa al juicio que estaba previsto celebrar por su reclamación contra el despido colectivo, que se hace efectivo este viernes 31, con el cese de la actividad en la factoría.
Por su parte, la empresa destaca que alcanzó dicho acuerdo con los trabajadores de modo que «la fábrica de Viveiro se transforma en un centro de operación y mantenimiento».
Así las cosas, la compañía destaca que amplía el plazo para acceder a los puestos de trabajo en el nuevo centro y que implantará un plan de prejubilación para los mayores de 55 años y abonará indemnizaciones de hasta 67 días de salario por año trabajado.
Coincidiendo con su participación en Santiago en la comisión de seguimiento de Alcoa, la ministra ha sido preguntada por los periodistas por la crisis de Vestas, y ha reivindicado estar «trabajando desde el primer día» en ello.
También ha apelado a la «responsabilidad» de la Xunta y de su departamento de empleo, si bien ha constatado que «no ha sido posible» revertir el despido colectivo, que afecta a toda la plantilla, más allá de unas recolocaciones.
El Gobierno central, por su parte, ha dicho, «va a cumplir con la parte» que los trabajadores «pidieron» en cuanto a la búsqueda de inversores.
En este sentido, ha recordado que «se consiguió esa reindustrialización» en otra planta que tenía Vestas en Castilla y León y ha mostrado «confianza en que si se trabaja bien» y si todas las partes están «unidos», esta crisis también puede llegar a un «buen fin».
Por su parte, el vicepresidente económico de la Xunta, Francisco Conde, que compareció a continuación ante los medios de comunicación, ha responsabilizado al Ejecutivo central de la situación de Vestas, como la de Alcoa y otras industrias gallegas.
«Hace dos años, ni Alcoa ni Vestas tenían ningún tipo de problema», ha llegado a afirmar, al asegurar que entonces existía «un precio eléctrico competitivo y un marco que permitía producir», en el caso de Vestas, productos del sector eólico.
TRABAJADORES
Por su parte, el presidente del comité de empresa, David Mariño, trasladó este miércoles la «jornada triste» que vivió la plantilla, con una votación en la que «de forma asamblearia y libre» decidió «el fin de la lucha».
«El apoyo a nuestra causa es nulo. A nivel institucional, desde la Xunta hasta el Gobierno de España apenas nos han brindado más que una palmadita en la espalda», lamentó.
Así, y aunque reivindica haber «luchado dignamente con el objetivo de encontrar un comprador para Vestas Viveiro», apunta que «lo cierto es que las últimas mesas industriales mostraron claramente la apatía y falta de compromiso de las administraciones en la búsqueda de soluciones y lo poco atractivo que resulta la reindustrialización de A Mariña lucense».
Su lucha «acaba», según interpreta, por «culpa de una legislación laboral absurdamente injusta». «Visto el deprimente panorama y lo poco probable que sería ganar la nulidad judicial del ERE, e incluso ganándola, en el mejor de los casos nos conduciría a otro ERE en pocos días, (por lo que) optamos por buscar una conciliación previa al juicio», informó Mariño.
Así, se ha presentado y aceptado una conciliación económica para todos los trabajadores de Vestas y «opciones de jubilación para mayores de 55 años y unas recolocaciones en el centro de Viveiro que aún estaban sin cubrir».
COMUNICADO DE LA EMPRESA
Por su parte, la empresa ha emitido un comunicado en la que remite al acuerdo «que pone fin al conflicto surgido tras finalizar la negociación del despido colectivo de los 115 trabajadores de la fábrica de Viveiro (Lugo)».
El acuerdo ha sido refrendado por los trabajadores de la fábrica y firmado «por la totalidad del comité de empresa, integrado por UGT, Comisiones Obreras y CIG», según reivindica Vestas.
El acuerdo incluye una ampliación del plazo para que los empleadosinteresados puedan acceder a los nuevos puestos creados tras «la reconversión de la fábrica» en un centro «de operación y mantenimiento».
Asimismo, prevé un plan de prejubilación para los mayores de 55 años e indemnizaciones de hasta 67 días de salario por año trabajado, «en función de cada caso».
Este acuerdo, que implica la retirada de la demanda judicial que impugnaba el despido colectivo, resulta, según remarca Vestas, «satisfactorio para las partes implicadas» al «mejorar las condiciones para todo el personal que haya decidido no adscribirse a las vacantes ofrecidas».
En cualquier caso, Vestas asegura que proseguirá, «en colaboración con las autoridades competentes, con la búsqueda de potenciales inversores durante todo el año 2022 con el fin de impulsar la reindustrialización de la zona».
Pese a los «desencuentros» durante el proceso de negociación, como los califica Vestas, la firma danesa valora la actitud de los trabajadores «que ha permitido cerrar el acuerdo» y la de las administraciones públicas, con quien la compañía ha trabajado «y seguirá trabajando, mano a mano, en la búsqueda de solucionespara las instalaciones de Viveiro».
«España sigue siendo un mercado clave para Vestas, con más de 4,8 GW de turbinas instaladas, 6 GW en mantenimiento y más de 2.200 empleados,incluyendo la fábrica de palas en Daimiel, las operaciones de mantenimiento y la sede de la región Mediterránea de Vestas en Madrid», indica.
El pasado 20 de septiembre, Vestas anunció su intención de ajustar su capacidad de producción en Europa, cambios que, en concreto, afectan a las fábricas de Lauchhammer (Alemania), Esbjerg (Dinamarca) y Viveiro (España).