El submarino S-80 y la fragata F-110 marcan una moderna pero cada vez menor Armada española

Aunque se hable en algunos medios de rearme, lo que está sufriendo la Armada española es una clara disminución del número de sus navíos capitales, ya que básicamente 4 submarinos de la serie S-80 sustituyen a los 8 que tenía la Armada a principios de siglo, y las 5 fragatas F-110 a  6  F-80.

Indudablemente estos proyectos supondrán un importante salto tecnológico adelante para la Armada en dos campos tan fundamentales como el de los navíos de escolta y de los submarinos, aunque están por debajo en términos cuantitativos con respecto a otras  marinas militares de nuestro entorno.

La Armada debe hacer frente a la protección de una nación que se asienta principalmente en una península con unas extensas costas que suman 7.661 kilómetros y que cuenta con dos archipiélagos y una posición tan estratégica como comprometida. Y lo que es más importante, estos modernos buques deben garantizar la respuesta ante los exigentes desafíos de los conflictos actuales, y los están por venir, marcados por las amenazas híbridas sin dejar a un lado la posibilidad de afrontar una guerra convencional contra un enemigo tecnológicamente también avanzado.

Esta primavera del 2022 quedará marcada por dos importantes hitos para la Armada. Así en el caso del programa del submarino S-80 Plus, que se construye en Cartagena (Murcia), la primera unidad, el “Isaac Peral” (S-81), realizará su primera prueba de  mar a finales de este mes de mayo. En concreto el actual  Director General de Armamento y Material (DIGAM), almirante Aniceto Rosique, confirmaba la semana pasada que se efectuará el próximo 27 de mayo, y que de momento solo navegará en superficie. La idea es que la empresa Navantia, que lidera la construcción,  pueda entregar a la Armada este primer submarino, que da nombre a la clase que se compone de 4 unidades, en abril de 2023.

Paralelamente a la preparación de esta primera singladura, al otro lado de España, en la factoría de la citada Navantia sita en Ferrol (La Coruña) se inició la construcción de la fragata “Ramón de Bonifaz” (F-111), la primera del pedido de cinco realizado por el Ministerio de Defensa español. En concreto el corte de la primera plancha de acero, con las que se construyen los bloques que conformarán este navío de escolta  se produjo el pasado 6 de abril.

Obviamente realización de ambos proyectos es muy positiva para la defensa de España, tras años de atrasos en el desarrollo del complejo programa del S-80 y de no ponerse en marcha el de la fragata F-110. Aunque detrás del gran avance cualitativo se debería recalcar que no se cumple con la premisa de sustituir la totalidad de las unidades navales dadas o previstas de dar de baja. Una de las intenciones varias veces manifestada por los sucesivos máximos responsables de la Armada es la de lograr igual número de nuevos buques que los que se retiran del servicio activo.

En concreto en el caso de los submarinos, nos tendríamos que remontar a los primeros años del presente siglo cuando la Armada contaba con nada más y nada menos que 8 unidades. Fue por entonces cuando se programó dotarse de los primeros de la  serie S-80, pero los retrasos en su puesta en marcha y los problemas técnicos, típico en el diseño y desarrollo de unas naves tan complejas como son los submarinos, fueron retrasando la entrega. Paralelamente a mitad de aquella primera década del siglo se dieron de baja los cuatro submarinos de la clase Delfín o serie 60. En la siguiente década la Armada también empezó a dar de baja los primeros de los otros cuatro submarinos de la serie 70, así  en junio de 2012 se daba de baja el “Siroco” (S-72) y ya en junio de 2020 el “Mistral” (S-73), con lo que Flotilla de Submarinos (FLOSUB) se quedaba sólo con dos buques, de los que uno está en periodo de finalización de su quinta gran carena. Estos trabajos de mantenimiento extras mantendrán operativos todavía algunos pocos años más a los dos actuales S-70, a la espera de las entregas de los primeros S-80.

Así lejos de reforzarse, como optimistamente se titula en algunos medios, la Armada pasará de tener  8 a 4 submarinos, a medida que se entreguen el citado “Isaac Peral”, y posteriormente el “Narciso Monturiol” (S-82)  con entrega prevista en diciembre de 2024, el “Cosme Garcia” (S-83) en octubre de 2026 y finalmente el “Mateo García de los Reyes” en febrero de 2028.

Ante esta situación el Ministerio de Defensa debería de encargar al menos otros dos submarinos de la serie S-80, y empezar a financiar el desarrollo de los de la siguiente generación, que serían los S-90.   

Si volvemos a las fragatas de la serie F-110, estaríamos también ante una situación parecida, dado que en total están encargadas a Navantia 5 unidades, que deberán sustituir a las 6 de la veterana clase “Santa María”, que encuadra actualmente la 41ª Escuadrilla de Escoltas, que tiene sede en la base naval de Rota (Cádiz).

Según lo planeado,  la Armada podrá empezar a operar la primera unidad, la citada “Ramón de Bonifaz” en 2027 y recibirá la última previsiblemente en 2031. Con estas entregas la Armada podrá ir dando de baja progresivamente las seis veteranas fragatas de la serie F-80, que entraron en servicio entre 1986 y 1994, y que para entonces llevarán una media de casi cuatro décadas navegando bajo pabellón español.

En todo caso la Armada perderá un buque de escolta, lo que supone un problema dada la gran demanda, ya que además de los necesarios ciclos de mantenimiento, España aporta permanentemente al menos un navío de escolta a las fuerzas navales permanentes de la OTAN.