La sal forma parte de la vida diaria de las personas desde tiempos inmemoriales, pero no todas las sales son iguales. Hablar de sal marina ecológica es hablar de un mineral 100 % natural, tanto por su origen (el agua del mar) como por las energías empleadas para su producción (viento y sol). Además, la actividad salinera genera un ecosistema rico en biodiversidad, promueve el desarrollo rural y ayuda a la conservación de oficios tradicionales. Todo esto se refleja en el singular paisaje de las salinas marinas Bras del Port, un paraje protegido que forma parte del Parque Natural de las Salinas de Santa Pola, ubicado en la provincia de Alicante. Su alto valor ecológico justifica su declaración como Zona de Especial Protección para las aves (ZEPA) por la Unión Europea y su inclusión en la lista del Convenio de RAMSAR, reconocido internacionalmente como humedal de gran relevancia.
Un ejemplo de sostenibilidad, la sal marina ecológica
La sal marina ecológica posee en su interior la riqueza del agua del mar, siendo rica especialmente en yodo y magnesio y no contiene ningún tipo de aditivo. Pero sus beneficios no se reducen al plano nutricional, sino que su proceso de obtención es totalmente respetuoso con el entorno. Para entenderlo, es importante resumir brevemente cómo se forman estos cristales.
El agua del mar entra a un circuito de lagunas de gran extensión y poca profundidad. Gracias a la acción del sol y del viento, el agua va concentrándose y aumentando su salinidad hasta que llega un punto en el que cristaliza el cloruro sódico que se conoce como sal. Esta va cayendo al fondo de las lagunas y se acumula formando una capa muy dura que posteriormente es recolectada, generalmente hacia final del verano. Una frase que podría resumirlo es que, unas gotas de agua del mar que entran a las salinas se convierten, a lo largo de todo un año, en una pizca de sal.
Fruto de todo este proceso es la gama de productos de la salinera Bras del Port, respetuosos con el medioambiente y sostenibles, entre los que destacamos su línea Eco, que cuenta con dos versiones de sal marina, fina y gruesa, en envase de 1 kg, además de envases de gran formato para todo tipo de industrias alimentarias y alimentación animal. Estas sales han sido las primeras en certificarse por el CAECV (Comité de Agricultura Ecológica de la Comunidad Valenciana) con la Eurohoja, gracias a la inclusión de este alimento por primera vez en el Nuevo Reglamento Europeo sobre Producción Ecológica.
Mucho más que un mineral: la sal marina
Existen elementos en la vida cotidiana de las personas que siempre están al alcance de la mano y no se repara demasiado en ellos. El proceso de obtención de la sal marina puede parecer algo fácil, pero requiere una gran dedicación, tiempo y una buena dosis de innovación para poder alcanzar un producto de primer nivel con una elevada pureza.
Bras del Port ha logrado convertirse en una empresa referente en la producción de sal marina desde que comenzó su actividad en 1900. Cinco generaciones han consolidado una industria salinera que convive con el paisaje en un equilibrio industria-naturaleza único en el que ambas se benefician mutuamente. Prueba de ello es la existencia de centenares de especies de aves, plantas, peces, reptiles, crustáceos y microorganismos que encuentran en estas aguas salobres su hogar ideal. Quizá el ave más representativa sea el flamenco.
En definitiva, elegir sal marina es apostar por lo natural, la sostenibilidad, la naturaleza, la biodiversidad, la protección del medio ambiente y la tradición.