Operación maquiavelo: El plan de Redondo y Sánchez para acabar con Iglesias

  • Que el líder de Unidas Podemos haya cogido todo el protagonismo en la pandemia no es casual.
  • Redondo y Sánchez han urdido una estrategia para erosionar la imagen de Iglesias sobreexponiéndole.
  • Iglesias ya se ha enfrentado con la prensa, la Justicia y la oposición en cuestión de semanas.
  • El presidente del Gobierno es un superviviente nato. Y aunque no se le vea en la primera línea de la política, hay voces dentro del Gobierno que susurran que el plan político de Pedro Sánchez sobre cómo abordar la crisis del coronavirus abarca más de lo que los medios de comunicación relatan. En plena pandemia, quien parece haber tomado las riendas y quien parece tomar todas y cada una de las decisiones relevantes para paliar las consecuencias del virus es el vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias. Pero esto, según ha podido saber MONCLOA.COM, no es más que una estrategia urdida por el presidente y por su mano derecha, Iván Redondo, para sobreexponer a Iglesias y erosionar la figura del líder de Unidas Podemos para proteger la imagen del PSOE de cara a unas hipotéticas nuevas elecciones. La última, negociar la derogación «íntegra» de la reforma laboral a espaldas de la vicepresidenta Nadia Calviño dándole plenos poderes al líder de Podemos.

    Hay voces dentro del PSOE que se han preguntado la razón por la que Sánchez ha delegado tanto y tan relevantes decisiones en el líder de Unidas Podemos. Iglesias ha impuesto, aprovechando la coyuntura de la crisis del coronavirus, un programa que hace años hubiera sido considerado como bolivariano, marcado por el control del precio de las mascarillas y el gel desinfectante, por la prohibición de despidos con motivo del coronavirus y por la famosa renta mínima que se comenzará a aplicar a partir del mes que viene. Las críticas del ala moderada del PSOE no se hicieron esperar, pero tras esto, fuentes del partido aseguran que hay una estrategia. Y ahora lo mismo ha ocurrido con la derogación de la reforma laboral, donde la forma de proceder de Iglesias ha causado una fractura en el Gobierno sin parangón.

    Ese plan pasa por sobreexponer a Iglesias y erosionar la figura del líder de la formación morada. Por el momento, el plan de Redondo ha tenido sus primeros y tímidos resultados. Las encuestas realizadas indican la misma tendencia: el bipartidismo se vería reforzado si se celebraran nuevas elecciones. Es evidente que los errores del Gobierno han perjudicado a us imagen y es difícil que el PSOE salga reforzado, pero los sondeos apuntan a que quien se está llevando la peor parte de la percepción ciudadana sobre la gestión es Unidas Podemos, al que todas las encuestas, desde la del CIS de Tezanos a las privadas como Sigma-Dos le dan una pérdida, de momento, de uno a dos puntos porcentuales del voto.

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    La tensión entre el ala moderada del PSOE y Unidas Podemos se ha dejado notar, peor finalmente los más conservadores del partido han pasado por el aro y han asumido un programa de recuperación marcado por la mano de Iglesias. La otra vicepresidenta del Gobierno y principal contrapeso de las ambiciones de Podemos en el Consejo de Ministros Nadia Calviño amenazó con dimitir si se imponían las medidas que quería llevar a cabo Podemos. Ahora se han aplicado, y Calviño no solo no ha dimitido, sino que se mantiene en un segundo plano sospechoso. Casi tanto como el segundo plano en el que residen las otras vicepresidentas: Carmen Calvo y Teresa Ribera.

    Los únicos que salen a dar la cara en los medios durante la crisis son Pablo Iglesias y el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Pero quien elige qué y cuándo hacerlo es Iglesias, pues fue él quien anunció que se relajaría el confinamiento a los menores de 14 años.

    CONTRA LA PRENSA Y LA JUSTICIA

    El silencio sospechoso del presidente del Gobierno nunca ha sonado tan alto como ahora. Iglesias ha mantenido una actitud altiva con todo aquel que criticara la gestión del Gobierno porque era su gestión. Se ha enfrentado contra los medios de comunicación y, bajo la caza de brujas que han iniciado con la difusión de bulos, ha amenazado con cortar el riego de muchos periódicos (excepto aquellos televisivos, que sí que han recibido una sustanciosa subvención por la crisis del coronavirus). Incluso ha presentado dos denuncias por difusión de noticias falsas.

    Pero no solo eso, otra de las trifulcas del vicepresidente más sonadas ha sido la que le ha llevado a un cruce de comunicados y acusaciones con el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el órgano de los jueces. Cuando el Tribunal Superior de Justicia de Madrid condenó a la diputada de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid Isabel Serra a 19 meses de prisión e inhabilitación para cargo público por un delito de atentado contra la autoridad, daños y lesiones, Iglesias saltó al cuello de la Justicia. La acusó de no ser coherente y dejó claro que había dos justicias; una para ricos y otra para pobres.

    Pese a que Serra fue condenada por el TSJM por estar aforada, el mensaje caló y todo Podemos acudió en bloque contra el CGPJ ante un sospechoso silencio del ministro de Justicia socialista, Juan Carlos Campo. Lo que ha llamado la atención de muchos dentro del partido. Pero tiene una clara explicación que pasa por el plan urdido desde el núcleo duro del presidente.

    La pregunta que se han hecho algunos diputados autonómicos y nacionales de la formación de Sánchez es por qué el PSOE se ha mantenido en silencio mientras Iglesias no ha dejado de tomar iniciativas poco conciliadoras. Y todo pasa por el plan de Redondo. Iglesias tiene y tendrá protagonismo en las próximas semanas para ser él la imagen de la gestión de la crisis. Y cuando pase, las consecuencias del país serán responsabilidad de Podemos, o al menos eso esperan desde el PSOE.

    Algunos dentro del partido de Sánchez creen que su intención es aprobar unos presupuestos generales con la ayuda de Podemos y después dar un giro radical para poder dormir más tranquilo. Otros simplemente que Sánchez quiere erosionar la figura de Iglesias con la crisis para que no les pase factura a nivel electoral. Pero todos dentro del partido coinciden en que los supervivientes y maquiavélicos Sánchez y Redondo no guardan silencio ante Iglesias por haberse acogotado ante las iniciativas del líder de Unidas Podemos, sino porque quieren acabar con él dándole rienda suelta.