Albert Rivera, decidido a derribar al “sanchismo” pero no al PSOE

La fijación de Albert Rivera con Pedro Sánchez va aumentando por momentos. Sus ataques al presidente, cada vez más frecuentes y duros, pretenden dejar claro que el rival a batir en la oposición es Ciudadanos, aunque tenga cuatro veces menos escaños que el PP en el Congreso.

El blanco de esos ataques es Sánchez, no el PSOE; y para que no haya dudas, el líder de Cs viene utilizando desde la vuelta de las vacaciones el término sanchismo. No es que lo haya inventado él –lo usan también el Partido Popular y periodistas como Federico Jiménez Losantos, Hermann Tertsch o Jorge Bustos–, pero Rivera lo ha convertido en una palabra habitual en sus intervenciones públicas.

“El sanchismo se está alejando del constitucionalismo”, “el sanchismo entrega el país a los que quieren liquidar España”, “el sanchismo se está alejando del constitucionalismo”… son algunas de las frases pronunciadas por Rivera en las últimas semanas. Para el presidente de Ciudadanos, el problema no es el PP o el PSOE, es el sanchismo.

Lo explicó claramente en una entrevista con Carlos Alsina en Onda Cero: “La diferencia no es tanto con el PSOE, sino con el sanchismo. Un PSOE constitucionalista es necesario para grandes acuerdos, pero el sanchismo es una corriente que contradice lo que muchos socialistas han defendido en estos 40 años«.

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Para Rivera, Pedro Sánchez es alguien que ha llegado al Palacio de la Moncloa “por la puerta de atrás, sin pasar por las urnas”. No le perdona que se haya convertido en presidente como consecuencia de la moción de censura a Mariano Rajoy y que no haya convocado elecciones inmediatamente, y lo acusa por ello de engañar a los españoles. Pero lo que le parece aún más grave es que actúe como lo que él considera una especie de traidor a la patria, por sus alianzas con Podemos y con el independentismo catalán.

Ahora, con las sospechas sobre la tesis doctoral de Sánchez, Ciudadanos ha encontrado un nuevo filón para ir a por él, y amenaza incluso con impulsar una investigación parlamentaria si el presidente no comparece en el Congreso para aclarar si la tesis la hizo él o se la hicieron y si hubo plagio o no.

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La confrontación entre Rivera y Sánchez es real, más allá de la mera competición política. No hablan por teléfono desde hace meses, y la tensión entre ambos quedó patente a mediados de septiembre en el Pleno del Congreso cuando el jefe del Ejecutivo reaccionó airadamente después de que Rivera le retara a hacer pública su tesis doctoral.

LEJOS QUEDAN LAS BUENAS PALABRAS ENTRE RIVERA Y SÁNCHEZ

Lejos han quedado las buenas palabras que se dirigían mutuamente y el entendimiento que llevó a sus partidos a firmar un ambicioso acuerdo de investidura tras las elecciones de diciembre de 2015. Ahora resulta difícil imaginarse que el dirigente socialista y el líder naranja puedan recuperar aquella sintonía.

Sin embargo, tanto al PSOE como a Ciudadanos les conviene ir limando asperezas, pues las elecciones municipales y autonómicas están a solo unos meses. Si quieren tener opciones de gobernar en ayuntamientos y comunidades autónomas, estarán condenados a entenderse.