Los pueblos de España que ‘incitan al odio’

  • Tras el 26-M, Guadiana del Caudillo dejará de "ser" de Franco.
  • La Ley de Memoria Histórica amenaza a los pueblos con nombres franquistas.
  • Parte de los vecinos de Numancia de la Sagra quieren que el pueblo se vuelva a llamar Azaña, como antes de la guerra civil.
  • Cuando el comandante Velasco tomó en octubre de 1936 la villa de Azaña, en Toledo, vio algo ofensivo. Era el nombre del pueblo. El militar franquista no podía tolerar que se hiciera un homenaje al entonces presidente de la República, Manuel Azaña (aunque no fuera así). Por ello, tras fusilar el cartel, Velasco decidió rebautizar la villa con el nombre de su regimiento: Numancia. Y añadirle la región: de la Sagra. Ahora, algunos vecinos dicen ser numantinos y otros reclaman su condición de azañino. Una batalla que podría resolverse con la Ley de Memoria Histórica.

    Los alcaldes de pueblos con nombres franquistas podrían cometer un delito de incitación al odio. Al menos es la interpretación que han hecho algunos de la Ley de Memoria Histórica impulsada por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. A raíz de los resultados del 26-M, algunos de estos municipios han decidido acabar con los vestigios de Franco, como es el caso de Guadiana del Caudillo (Badajoz). La victoria (por mayoría absoluta) del PSOE ha sentenciado al topónimo franquista, que desaparecerá en los próximos días.

    Otros de estos municipios, sin embargo, se encuentran inmersos en una guerra vecinal. Algunos se identifican con el nombre completo (y actual). Aunque haga referencia al dictador o a alguno de sus generales. Otros quieren desprenderse de toda relación con Franco. Este es el caso de Numancia de la Sagra, cuya disputa por rebautizar o no el pueblo se remonta décadas, a pesar de que su nombre original fuera una derivación fonética del árabe que significaba noria de agua. Una noria que sigue representada en el escudo del pueblo.

    Cuando el comandante de caballería Velasco entró en el pueblo, fusiló el cartel de bienvenida. Ese odio visceral que le despertaba el nombre del presidente de la República aún empaña las relaciones vecinales. Incluso un alcalde del PP trató en los años 80 de recuperar el Azaña en el que se crió, pero sus concejales se negaron a apoyar dicho cambio. Muchos numantinos también recuerdan aún como un vecino se encontró las cuatro ruedas pinchadas de su coche cuando salió de dar una charla en la que reivindicaba el título original de su pueblo.

    Pero al igual que Guadiana, en España hay otros pueblos que también “son” del Caudillo o de alguno de sus lugartenientes. Algunos porque los inauguró el dictador. Otros como un mero homenaje. Llanos del Caudillo, en Ciudad Real, Alcocero de Mola, en Burgos, San Leonardo de Yagüe, en Soria… son solo algunos de los ejemplos. La Ley de Memoria Histórica contempla que estos municipios deben eliminar todo vestigio franquista. Sin embargo, muchos de estos pueblos se resisten.

    Llanos del Caudillo se resiste al cambio. O al menos, su alcalde. Para Andrés Arroyo (del PP), el cambio de nombre es una cuestión personal. No quiere modificarlo. Y su revalidada mayoría absoluta le permitirá hacerlo. Le dará fuerza para resistir. Llanos ya había realizado una consulta sobre el nombre en 2004 en la que el pueblo decidió quedarse. Aún así, incumple la Ley de Memoria Histórica.

    Otros sí que han pasado por el aro. Es el caso de Águeda del Caudillo, en Salamanca, que pasó a llamarse Águeda en 2017. Un caso curioso, ya que el alcalde del municipio se había ofrecido a la familia Franco para acoger los restos del dictador en caso de que se produjera la exhumación (actualmente paralizada por el Tribunal Supremo).

    Tras las elecciones municipales, San Leonardo de Yagüe, en Soria, ha cambiado de color político. 16 años de gobierno del PP han llegado a su fin, y ahora el PSOE pretende cambiar el nombre del pueblo. O al menos eliminar esa “pertenencia” al militar franquista Juan Yagüe. Y lo hará aunque el pueblo esté dividido entre los represaliados por el general y los beneficiados por el mismo.

    Quintanilla de Onésimo homenajea con su nombre a uno de sus antiguos vecinos más famosos: Onésimo Redondo

    Algunos de los municipios que se resisten, apelan a la Justicia. Es el caso de Quintanilla de Onésimo, un pueblo de Valladolid que homenajea con su nombre a uno de sus antiguos vecinos más famosos: Onésimo Redondo, cofundador de Falange. Y aunque su alcalde socialista está de acuerdo con lo que dicta la Ley de Memoria Histórica, reconoce que él está para lo que digan los vecinos. Por tanto, ha decidido esperar a que se resuelvan los dos contenciosos que se han presentado contra el Ayuntamiento de Quintanilla.

    Bembézar del Caudillo, una pedanía cordobesa, se desprendió en 2016 de su apellido al entender que solo se le puso como homenaje a Franco. Pero otras pedanías como Villafranco del Guadalhorce (Málaga), Villafranco del Guadiana (Badajoz) o Alberche del Caudillo (Toledo) aún se resisten al cambio.

    Más difícil lo tuvo Queipo de Llano, en Sevilla, cuyo cambio de nombre no se limitó a eliminar una coletilla. En 2016, el Consistorio de Isla Mayor (del que depende la pedanía), decidió cambiar el nombre por el de Los Cinco de Riuela. Este nuevo nombre, también quiso hacer homenaje a un acontecimiento de la Guerra Civil. En este caso, a cinco jornaleros fusilados por los franquistas en 1936.