El Hospital Ruber Internacional de Madrid dispone desde hace más de diez años de una terapia que acelera el proceso de recuperación de la capacidad olfativa. Este tratamiento es administrado por terapeutas ocupacionales especializados en anosmias neurosensoriales.
La anosmia o pérdida del olfato es un problema que afecta a los pacientes de COVID-19. De forma que, según los estudios científicos, entre el 30 y el 85 por ciento de los pacientes afectados por el virus presentan alteraciones de olfato y gusto. Aunque aún no existe evidencia científica suficiente, se espera que el SARS-CoV2 afecte la capacidad olfativa de forma similar a otras anosmias virales. Así, los pacientes recuperan el olfato en la mayor parte de casos, pero muy lentamente. Concretamente, entre 12 y 24 meses o incluso más tiempo.
De acuerdo con el otorrinolaringólogo especializado en olfato de la Unidad de ORL del Hospital Ruber Internacional, Adolfo Toledano, las anosmias virales causan la pérdida completa de la capacidad olfativa. «Al cabo de uno o dos meses, generalmente empiezan a percibir distorsiones del olfato. Esa fase, que puede prolongarse hasta un par de meses, es muy molesta para los enfermos, pero es un indicador de buen pronóstico. Después se recupera progresivamente», explica el doctor.
Sobre el COVID-19, intuye que el SRS-CoV2 «no debería comportarse de manera muy distinta, pero aún faltan estudios que puedan corroborarlo». A este respecto, la Universidad Rey Juan Carlos junto con el Hospital Ruber Internacional ha iniciado una investigación para valorar la pérdida de olfato y gusto y su relación con el COVID-19 durante el estado de alarma. Hasta la fecha, se ha recogido una muestra de más 500 personas afectadas de esta sintomatología en dicho estudio.
Los pacientes que padezcan un trastorno de olfato y gusto debido a causas neurosensoriales, entre ellas virus (gripe, coronavirus, rinovirus, etc.), traumatismos (TCE, golpes o caídas) o químicas (personas expuestas a químicos) pueden beneficiarse de este procedimiento terapéutico. Tras un diagnóstico por parte del doctor Adolfo Toledano se deriva al tratamiento de rehabilitación de olfato. Tras la evaluación, se llega a un consenso con el paciente sobre los estímulos olfativos y gustativos a priorizar para iniciar el tratamiento terapéutico
«No conozco a nadie que haya hecho la rehabilitación y esté descontento. El olfato se recupera, pero no vuelve a ser como antes. Se ha producido un daño. Sin embargo, no necesitamos el 100% para disfrutar de una buena comida o identificar una colonia», asegura el doctor Adolfo Toledano.