Fuentes solventes de Vox aseguraban desde hace meses que desde el partido ya sospechaban que la guerra interna del PP de Madrid les beneficiaba a nivel electoral. Todo lo que perjudicara notablemente al Partido Popular empujaba a sus votantes a los brazos de Santiago Abascal. Sin embargo, los últimos sondeos que manejan desde Vox apuntan a que el choque entre el presidente del PP, Pablo Casado, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, está inflando las expectativas electorales de Abascal. Con esto sobre la mesa, desde el partido verde ya buscan la forma de azuzar la guerra interna del PP de Madrid con una sencilla estrategia: apoyar a una de las facciones de forma velada. La idea de Abascal es que el Partido Popular se desangre en este choque para así recaudar el máximo voto descontento del PP. Ya hay encuestas que les dan más de 60 diputados. Y esto a dos años de las elecciones…
Hay un mensaje que circula entre los diputados de Vox. «El mejor resultado electoral del partido se verá en las próximas elecciones generales». El hecho de que el Partido Popular tenga el liderazgo más «estéril», según lo definen desde la formación conservadora, y de que el Gobierno muestre síntomas del desgaste de la pandemia, el alza de precios y otras cuestiones que erosionan la imagen de la coalición, han creado el escenario perfecto para que Vox pula su propio récord. Pero ahora, añadido a todo esto, los de Abascal han visto cómo el PP vive una guerra interna que desgasta aún más las posibilidades de Casado a la vez que sus votantes descontentos acostumbran a recaer en Vox. Con todos estos elementos, la formación verde está de enhorabuena y apuntalando su estrategia electoral para los próximos meses: que pasa por azuzar aún más la batalla que enfrenta Ayuso y a Casado.
Por ahora, Vox ha sido sutil. Sin embargo, tienen claros los patrones que deben seguir para tensar aún más la cuerda. El primero de ellos es ahondar en la «mala relación» (o nula) que mantienen Abascal y Casado. Que Vox haya tomado partido en la guerra del PP de Madrid por la facción liberal (liderada por la presidenta de la Comunidad ed Madrid) no es casual. Ahonda en la cicatriz que aún está abierta en el Partido Popular tomando partido por la candidata que se planta frente a Casado (rival directo de Abascal en las elecciones) es una forma sutil de debilitar el partido por dentro. Y si esta idea se refuerza con actos, mejor que mejor, dado que Rocío Monasterio, líder de Vox en la Comunidad de Madrid, ha llegado a un acuerdo co Ayuso sin problemas mientras que en otros escenarios municipales y autonómicos se ha enquistado considerablemente los pactos entre ambas formaciones.
Vox quiere un Casado débil y para ello apoya a Ayuso en la medida que puede (en este caso, facilitando un acuerdo de Presupuestos). Entretanto, el presidente del Partido Popular, consciente de que los de Abascal buscan que se desangre políticamente todo lo posible por la derecha, ha salido ante los medios a deslizar que sus planes tras las elecciones pasan porque tanto el PSOE o Vox le apoyen sin condiciones para que gobierne siempre que le den los números.
Las últimas encuestas han dado la razón a Vox en su estrategia. El partido de Abascal crece considerablemente hasta superar en algunos de esos estudios los 60 diputados. Vox pisa los talones al PP y sabe que la clave es ahondar en el bajo liderazgo de Casado, algo que, con una guerra interna como la del PP de Madrid es fácil de promocionar y de empujar. Cuando Casado deslizó a los medios que estaría dispuesto a gobernar en solitario con el apoyo del PSOE, en Vox hicieron una «fiesta» dado que, a juicio de los estrategas de la formación, lo mejor que podía hacer Casado para empujar a los votantes más a la derecha del PP a los brazos de Santiago es echarse en brazos del PSOE para gobernar y anunciarlo dos años antes de las elecciones tan esperadas.
desde Vox hablan de romper la barrera de los 70
Es un dilema en muchas ocasiones que dos partidos condenados a entenderse tras las elecciones para poder conseguir algo tengan que pelear por el mismo electorado potencial. Sin embargo, en Vox están viendo con alegría, tal y como detallan las fuentes, cómo es el propio Casado azuzando la guerra interna del PP de Madrid el que empuja a sus votantes a ver otras formaciones como Vox más atractivas. Pese a que hay otras amenazas latentes, como puede ser España Vaciada, lo cierto es que la guerra interna del PP espanta a sus votantes porque ven que no hay unidad entre el ala liberal y el ala más moderada. Y en este punto es donde Vox quiere hacer mella para conseguir más votos.
Las encuestas internas que manejan en Vox son optimistas, pero no tanto como para hablar de sorpasso. Aún así, quienes manejan la maquinaria interna de la formación entienden que el techo de Vox está muy por encima de las expectativas que se reflejan en las encuestas más optimistas. Si desde los sondeos auguran un resultado por encima de los 60 parlamentarios, desde Vox hablan de romper la barrera de los 70. En cualquier caso, la idea de Abascal es conseguir suficiente peso como para exigir prácticamente la mitad del Gobierno para él y los suyos. Si hay coalición, será pidiendo moqueta. Y si Abascal y Casado llegan a un acuerdo, el presidente de Vox será vicepresidente del Gobierno.