El marketing digital tiene diferentes variantes y ramificaciones, sin embargo, todas parten absolutamente desde áreas comunes, independientemente del presupuesto, los objetivos, el nicho de mercado o el tamaño de la empresa.
Ese punto inicial del que parten todas las técnicas y acciones de marketing digital en concreto, es la consolidación de los pasos a seguir, la configuración o creación de una estrategia sólida. No en vano, la planificación de recursos en temas como el marketing y la publicidad, representan de cara al éxito de la empresa en general y de cada campaña en específico, un gran porcentaje de lo que se puede llegar a conseguir.
Y dentro de esa configuración de estrategias sólidas, mucho más necesarias en entornos digitales debido a la competitividad de marcas y la facilidad de gestión de recursos, hay aspectos cuya importancia es crucial para el devenir de las campañas futuras, de modo que, incluso si no se piensan hacer campañas de marketing digital en el corto plazo, es prioritario tenerlas en cuenta.
Identidad de marca
Una de las prioridades al momento de iniciar una campaña de marketing digital, ocurriendo este proceso durante la planificación inicial de los recursos, canales a utilizar o presupuestos, es reconocer y amplificar el alcance de la identidad de marca.
Si algo distingue a las empresas exitosas en internet y aún más reconocibles por sus campañas publicitarias, es su identidad de marca, sus colores, su estilo publicitario es reconocible y una seña de identidad. A medio plazo, la audiencia no necesita ver el logo oficial o el nombre de la marca para reconocer cuando una imagen, un artículo o un vídeo hace referencia a sus servicios, productos o a su ‘know-how’.
Más allá de tener una paleta de colores, tipografías, y símbolos reconocibles y asociados con la identidad corporativa, el branding en la era digital tiene mucho que ver con la misión, visión y valores, y sobre cómo estas señas de identidad se pueden ver amplificadas dentro de las campañas de marketing, porque por sí mismas pueden cambiar las tendencias de consumo o preferencia de una audiencia.
El error más común en ese sentido, es que no todas las empresas saben definir o ni siquiera se han planteado definir su visión, su misión y sus valores, entendiéndose como el qué, el hacia dónde y el por qué hacen lo que hacen, dotando de sentido, de humanidad y de pertenencia a las marcas.
Presupuesto y objetivos
Si bien es cierto que el ROI del marketing digital puede en ocasiones ser bastante elevado -al menos en comparación con el marketing convencional en plena era digital-, los objetivos de crecimiento, ganancia de autoridad, incremento de las ventas o la audiencia deben estar siempre supeditados a un presupuesto realista, generando una relación de simbiosis que aspire a ser lo más eficiente posible desde la gestión de ambos lados.
Porque independientemente del tamaño de la marca, de su posición actual en el mercado o la fase de desarrollo en la que se encuentre el negocio, los objetivos suelen estar representados por crecimientos porcentuales y por su importancia de cara a los balances financieros de cada empresa. Sin embargo, en no pocas ocasiones estos objetivos tienen una discordancia de realidad con el presupuesto asignado para cumplirlos, de manera que lo más sensato antes de iniciar cualquier tarea de marketing digital, es establecer una relación óptima y acorde, entre presupuesto y objetivos.
Esto permitirá que las decisiones, las estrategias y técnicas utilizadas sean más seguras, no se corran riesgos innecesarios que perjudiquen a la empresa o a la marca en el futuro, y por supuesto, brindará la oportunidad de que los objetivos puedan alcanzarse sin necesidad de utilizar todo el presupuesto, o que sean superados con creces, generando mejores resultados y mucha satisfacción en el entorno corporativo.
Determinar con antelación las técnicas e iteraciones
Puede ser que se prefiera el SEO o el marketing de contenidos, o tal vez la marca esté bien posicionada en el mercado y convenga más la venta directa, la publicidad contextual o el email marketing. Lo cierto de todo es que deben establecerse los canales y las técnicas a utilizar desde antes de comenzar las campañas, incluyendo las posibles iteraciones o ‘planes B’ en caso de que algunos resultados no sean los esperados.
¿Cómo determinar cuáles técnicas serán las correctas? Lo mejor es buscar información en un blog de marketing especializado, tener estadísticas a mano de proyecciones sobre cada técnica en base a estudios de mercado sólidos y concretos en relación con temáticas afines al nicho de mercado donde se desenvuelve la empresa, entre otras tantas formas.
Lo que no sería viable es iniciar las campañas intentando abarcar todas las técnicas posibles, porque generalizar implica profundizar poco, y los recursos suelen ser finitos en la mayoría de los casos.
El bajo coste puede tener grandes resultados
Una de las estrategias que a menudo se recomienda para cualquier tipo de campaña de marketing y para cualquier empresa, es el email marketing o marketing por correo electrónico, que es una mezcla de contenido persuasivo, marketing de contenidos y venta directa.
Su bajo coste, pequeña curva de aprendizaje y gran apalancamiento operativo, le han convertido en una de las maneras predilectas de hacer marketing por internet, sobre todo por las pequeñas y medianas empresas que se dedican a la venta de servicios o soluciones mediante suscripción, de manera que su bajo coste de implementación puede ser fácilmente amortizado si la estrategia es bien conducida.
Sirve esto de ejemplo para resaltar la importancia de ahorrar costes en las estrategias, o mejor dicho, de que incluso la estrategia más compleja puede tener un bajo coste de implementación cuando el presupuesto, los objetivos, la identidad de marca y la planificación precedente, han sido tomadas en cuenta con su debida relevancia. A fin de cuentas, los resultados en el marketing digital tienen mucho que ver con las decisiones y las iteraciones, dado lo cambiante del sector en el que se desenvuelven las marcas.