Este jueves está citado para declarar en el juicio por el accidente del Alvia el jefe de maquinistas José Ramón Iglesias Mazaira, autor de un informe en el que advertía del «riesgo» y pedía señales para alertar sobre la curva de A Grandeira, donde descarriló el tren, lo que ocasionó 80 muertes y dejó a 145 personas heridas.
La de este jueves será la sexta jornada después de retomarse el juicio este martes con la declaración de una decena de policías y seguir el miércoles con las comparecencias del interventor que hizo la llamada al maquinista, el conductor que llevó el convoy hasta Ourense, un mecánico y un empleado de seguridad que viajaban en el tren. Todos ellos hablaron en calidad de testigos.
Con anterioridad fueron interrogados el maquinista Francisco Garzón y el ex jefe de seguridad de Adif, ambos en el banquillo de los acusados por imprudencia profesional grave por 80 supuestos delitos de homicidio y 145 de lesiones, así como uno de daños.
Como estos dos días, es previsible que ninguno de los dos esté presente en la sala, toda vez que así lo autorizó la titular del juzgado de lo penal número 2 de Santiago, una vez terminadas sus declaraciones. De hecho, Garzón ya no estuvo presente durante la comparecencia de Cortabitarte.
Para este jueves también están citados por la jueza Elena Fernández Currás dos vecinos que fueron los que auxiliaron en un primer momento al maquinista Francisco Garzón.
De cumplirse el calendario fijado por Fernández Currás, la jornada se completará con las palabras del jefe de circulación de la estación de Santiago.
Iglesias Mazaira, a cuyo aviso hizo alusión este miércoles el maquinista que llevó el tren hasta Ourense, declaró en su día (en 2014) ante el juez instructor de la causa y también lo hizo en la comisión de investigación sobre el siniestro en el Congreso de los Diputados (en 2018), donde aseguró que tramitó «de forma impecable» el informe que redactó un año y medio antes de que ocurriera el accidente, en el que hablaba de una serie de anomalías en la vía.
La tragedia se produjo hace más de nueve años, el 24 de julio de 2013, y el proceso judicial trata de determinar ahora si el maquinista y el exdirectivo de Adif son responsables de 80 delitos de homicidio y 145 de lesiones –así como uno de daños– por imprudencia profesional grave.
Según el escrito presentado en 2014 por el abogado del maquinista, Iglesias Mazaira envió en diciembre de 2011 a su superior –el jefe de Producción y Medios de la Gerencia de Mercado Norte de Renfe– un informe en el que alertaba de «anomalías» en la nueva línea de alta velocidad Santiago-Ourense.
Entre ellas, advertía del «brusco» descenso de la velocidad, «sin aviso previo», en la curva de Angrois. Por ello, el jefe de maquinistas pedía medidas de seguridad en este tramo, como limitaciones permanentes de velocidad a 80 kilómetros por hora.
«Parece importante respecto al punto anterior estudiar la posibilidad de solicitar la implantación en vía de señales de limitación permanente a 80 kilómetros por hora, que podrían facilitar el cumplimiento de las velocidades máximas», apuntaba Iglesias Mazaira.
Previamente, relataba cómo la línea Ourense-Santiago conforma «una transición descendente por infraestructura de la velocidad máxima, que pasa de 300 kilómetros por hora a 80 kilómetros por hora de una forma brusca, sin un aviso previo por señalización de la vía y sin el amparo del ERTMS».
Esta transición de velocidad, subrayaba, ocurre «en una zona de máxima atención y de riesgo por la citada transición de sistemas y por la señalización lateral que hay que respetar». «Únicamente existe una señal de velocidad descendente (PTO) a la altura del punto kilométrico 84.230, pero de poco vale puesto que de no haber reducido previamente la velocidad, nada se podrá hacer ya», advertía.