El Rey Felipe VI ha puesto en valor la importancia del Consejo de Estado como principal órgano consultivo del Gobierno, subrayando que aunque sus pronunciamientos solo son vinculantes «en contadas ocasiones» siempre resultan de «gran utilidad».
Don Felipe ha acudido este miércoles junto a la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, a la presentación de la Memoria Anual de Actividades de 2020 del Consejo de Estado, en la que ha sido, según ha recordado él mismo, su tercera visita a la institución, la primera ya como monarca. Así, sus anteriores visitas se produjeron en 1990 y 2000, cuando aún era Príncipe de Asturias.
Tras un repaso histórico a los orígenes y evolución de la institución, que «hunde sus raíces en un lejano pasado que imbrica al propio Consejo con la Corona» ya que «nace y evoluciona con ella», ha resaltado que «los consejos han sido órganos de auxilio y control del poder».
«Desde la estructura de Gobierno por Consejos, propia del Antiguo Régimen y que Carlos I culminó con un Consejo de Estado, pasando por el instaurado por las Cortes de Cádiz en los albores de nuestro constitucionalismo» pasando por el Consejo Real que se creó en el siglo XIX y en último término el Consejo de Estado actual, estipulado por el artículo 107 de la Constitución, ha enumerado.
INTERVENCIÓN VINCULANTE «EN CONTADAS OCASIONES»
Hoy en día, es «una típica institución de Administración consultiva cuya intervención es a veces preceptiva y cuya opinión es solo, en contadas ocasiones, vinculante», ha resaltado el Rey, incidiendo en que «siempre de una gran utilidad y de un extraordinario valor» dado que sus trabajos «culminan en dictámenes» que vienen a configurar «una doctrina legal que da seguridad jurídica a los ciudadanos y orientación a los gobernantes».
«El Consejo no decide nunca», ha recalcado a renglón seguido, para recordar que «carece de lo que los clásicos denominaron potestas pero, por su independencia y competencia, tiene la autoridad que se corresponde con su alta función».
Don Felipe se ha referido también en su intervención a cómo funciona y vertebra su trabajo el Consejo de Estado. «La cabeza del Consejo son los consejeros; su nervio, el cuerpo de letrados, de reconocido prestigio; y su músculo lo forman los funcionarios y demás empleados» quienes contribuyen «de un modo esencial al correcto funcionamiento de la Administración» española y a quienes ha expresado su gratitud y reconocimiento por su dedicación competencia y rigor».
CONSEJOS DE LAS CCAA
Por otra parte, ha destacado que las comunidades autónomas, «sin perjuicio de recurrir a este Consejo de Estado cuando lo consideran conveniente, han organizado una administración consultiva en el ámbito de su propia competencia y territorio».
Como resultado de ello, los consejos autonómicos y el Consejo de Estado «mantienen un diálogo constructivo que a todos concierne y conviene», ha añadido, resaltando que «la España de las autonomías» ha creado una estructura consultiva en la que el Consejo de Estado es «el centro, no en virtud de un principio de jerarquía, sino en virtud de un principio de competencia».
Por último, Don Felipe ha expresado su «agrado» por el hecho de que en la última memoria se hayan tratado temas abordados que «tienen especial incidencia en las relaciones sociales», resaltando los relativos a la gestión de la pandemia, «sobre la que el Consejo fue reiteradamente consultado».
Igualmente, ha mencionado en particular los dictámenes relativos a Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, la normativa concursal, la indemnización de daños por prisiones preventivas, el alcance de la autonomía universitaria, la recuperación del dominio público en los caminos vecinales o el tratamiento de los inmigrantes.
Esas memorias, ha remachado, son «un fiable indicador» de que el Consejo de Estado es «un observador privilegiado del funcionamiento de nuestra Administración, y la sucesión de sus dictámenes termina generando una doctrina».
Además, ha aprovechado para poner en valor la «la fundamental contribución del Consejo de Estado a España como el Estado social y democrático de Derecho que proclama nuestra Constitución; en su dedicación y saber para hacerlo efectivo, para perfeccionarlo siempre», así como su «papel irremplazable» a la hora de afianzar «los principios de funcionamiento de la Administración española, por cuya correcta actuación trabaja siempre».