La «tranquilidad» del congreso desaparece y Génova vuelve a la defensiva con Ayuso

Un alto cargo del Partido Popular dijo en pleno congreso que después de las palabras de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, todo estaba «más tranquilo». Se refería, por supuesto, a que el hecho de que Ayuso le dijera a Pablo Casado que sabía donde estaba su lugar (en Madrid) había relajado la tensión en el partido y había calmado a un presidente del PP consciente de su crisis de liderazgo. Sin embargo, lo que cuentan fuentes de Génova no lanza un mensaje de tranquilidad. El equipo estrecho de Casado sigue en guardia. Sabe que se la juegan en estas elecciones y es consciente de que solo la Moncloa le salvará de la caída. Por eso, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, y todo el núcleo duro de Casado ha decidido imitar la estrategia de la presidenta autonómica para intentar hacerla sombra.

«Yo represento el Gobierno que se está perdiendo España», dijo la presidenta de la Comunidad de Madrid en una entrevista al AC. Las palabras de Ayuso de la semana pasada, pese a estar sacadas de contexto en algún que otro medio, han puesto de nuevo en pie de guerra al núcleo de Génova. Después, la presidenta aclaró en la Asamblea que se refería a que ese Gobierno que se estaba perdiendo España era el de Casado, no el de ella. Pero sea como sea, lo cierto es que Casado no se ha creído esas palabras de Ayuso en las que decía tener «meridianamente claro» dónde estaba su lugar, para poco después decir que era Madrid. Entonces, el congreso respiró tranquilo. Pero poco le ha durado a Génova la calma. Tan poco, que desde el equipo del presidente del PP han puesto toda la carne en el asador para imitar el discurso de Ayuso.

Fuentes de Génova indican que Ayuso fue quien pidió a Casado precisamente en el congreso del partido que abrazara el discurso liberal más «aguirrista» para frenar el avance de Vox por la derecha. Pero este relato es un arma de doble filo. Por un lado, Génova quiere vender que colabora con la presidenta de la Comunidad de Madrid por un objetivo común. Pero por otro, hay quien piensa que Ayuso le dice a Casado lo que hacer para ganar las elecciones porque quiere controlar la línea ideológica que sigue el partido. Sea como sea, Casado ha decidido imitar la estrategia de Ayuso pasado el congreso. Y el guion a seguir es el que le manden desde Sol. Entretanto, Génova busca la forma de contener el efecto Ayuso lo máximo posible apoyándose en ese sector que en plena pandemia maniobró para que Alberto Núñez Feijoo, presidente de Galicia, llegara a la presidencia del partido para mejorar las expectativas electorales del PP en las encuestas.

Génova sabe que su reto no es ganar las elecciones

Génova sabe que su reto no es ganar las elecciones. Casado se la juega a todo o nada. El presidente del Partido Popular tiene que entrar en la Moncloa si quiere mantener el liderazgo del PP, porque si no lo hace todos y cada uno de los militantes y dirigentes del partido apostarán por una revisión que busque un nuevo candidato. Esto por un lado. Pero el hecho de haber asumido esta realidad ha empujado a Casado en dos direcciones: la primera, asumir el discurso que más éxito ha tenido en el partido a nivel electoral, que sin duda alguna es el de Isabel Díaz Ayuso; y segundo y último, apoyarse en todos esos que maniobraron por traer a Feijoo a la primera línea. Esto último lo hace porque sabe que ese ala moderada, en la que se encuentran el presidente de Andalucía o el alcalde de Madrid, choca directamente con los intereses políticos de Ayuso y consideran que es la mejor forma de contener el ascenso político de la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Sea como sea, la tranquilidad del congreso ha volado. Ya no existe. No han tardado ni una semana en volver a la batalla y no han tardado ni dos días en lanzar mensajes cargados de polémica que solo ahonda en una guerra que parecía aplazada a 2023. Ayuso ahora se centrará en el PP de Madrid porque lo quiere como trampolín para la presidencia del partido. Se lo toma con calma y tiene un director de orquesta veterano que sabe lo que se hace. Casado solo está centrado en ganar las elecciones y sumar con Vox. El otro problema es que Santiago Abascal se ha divorciado aún más del PP en sus últimos discursos.

VOX SE ESCORA MÁS A LA DERECHA

Mientras que Casado busca la forma de contener el éxodo de votantes, Abascal ha endurecido su discurso. El problema añadido es que ese endurecimiento tiene consecuencias muy negativas para el PP, dado que Casado tiene una dependencia absoluta de Vox para gobernar. «No llegará a ningún Gobierno. No se puede mentir a los españoles», comentó Abascal en referencia al líder del PP. Desde Génova confían en que estas palabras de Santiago no tendrán validez alguna si dan las cifras y saben que ahora toca tirarse los trastos dado que compiten por el mismo electorado. Pero hay fuentes del PP que han desvelado cierta inquietud por la especialmente mala relación entre el presidente popular y el de Vox.

«Igual el señor Casado se ve obligado a apoyarnos a nosotros o pactar con el PSOE», añadió Abascal durante un acto político celebrado la semana pasada que apenas tuvo repercusión en los medios. «Están convencidos de que van a gobernar… Parece que no saben de matemáticas. El PP no es una alternativa, es un simple relevo, son los mismos», insistió el presidente de Vox, Santiago Abascal.