El comportamiento de las familias influye en el desarrollo emocional de los niƱos

Una investigaciĆ³n realizada por el profesor de la UNED TomĆ”s Cano indaga en las causas de la brecha que existe entre las notas de niƱas y niƱos de bajos recursos y los de clase media y alta, encontrando una respuesta en el ecosistema emocional de las familias y su impacto sobre determinadas capacidades y dificultades que luego los niƱos manifiestan en la escuela.

El trabajo, titulado ‘Social class, parenting and child development: A multidimensional approach’, parte del contexto de que, en todos los paĆ­ses donde existen datos, las niƱas y los niƱos que pertenecen a las clases medias y altas consiguen mejores notas en la escuela que aquellos de clases mĆ”s bajas. El estudio trata de entender las razones que explican esa brecha.

Ā«La investigaciĆ³n partĆ­a de dos hipĆ³tesis: una, que ciertas dimensiones de la crianza –el razonamiento, la agresividad, la disciplina o el cariƱo– que los padres y las madres ponen en prĆ”ctica en casa son clave para el desarrollo cognitivo y emocional de sus hijos. La segunda hipĆ³tesis es que estas emociones y comportamientos varĆ­an segĆŗn la clase social. Es decir, que las madres y los padres de clases medias y altas se comportan con sus hijos de forma distinta a cĆ³mo lo hacen las madres de las clases trabajadoras, y que esa diferencia es clave para entender la brecha en el desarrollo infantilĀ», explica el profesor Cano.

La SociologĆ­a o la PsicologĆ­a llevan dĆ©cadas analizando estas diferencias sociales. Ā«La SociologĆ­a ha mostrado que cuanto mĆ”s alta es la clase social de los padres, mĆ”s interĆ©s y capacidad Ć©stos tienen para poner en prĆ”ctica estrategias familiares que den ventaja a sus hijos, como pagar clases de refuerzo escolar o vivir en barrios con mayores prestaciones. Otros estudios muestran que los padres de clases mĆ”s bajas tienen peores salarios, mĆ”s desempleo y mayor precariedad y, el estar expuestos a condiciones laborales tan malas, les genera un estrĆ©s que, en ocasiones, se traduce en conflictos familiares, que a su vez afectan negativamente al desarrollo infantilĀ», seƱala el autor principal del trabajo.

El profeso Cano encontrĆ³ en su investigaciĆ³n que las emociones que los padres exhiben en casa, ya sean positivas, como el cariƱo, o negativas, como la ira, determinan el desarrollo de ciertas capacidades y dificultades que tendrĆ”n sus hijos. Entre ellas, la autoestima, la hiperactividad, los miedos excesivos, o los dolores repetidos de cabeza o estĆ³mago.

Ā«Que los padres sean cariƱosos con sus hijos impacta muy positivamente en el desarrollo emocional de los pequeƱos, pero cuando los padres exhiben emociones violentas en casa, el efecto negativo sobre el bienestar psicolĆ³gico de sus hijos es aĆŗn mayor que cuando las emociones son positivas. Una cuestiĆ³n que encuentro interesante es que, a pesar de que estas dimensiones mĆ”s emocionales de la crianza son claves para el bienestar psicolĆ³gico de los hijos, no afectan tanto al desarrollo cognitivo. Por ejemplo, no afectan la memoria, la lectura o el razonamientoĀ».

RELEVANCIA DEL PADRE, IRRELEVANCIA DE LA CLASE SOCIAL

En la segunda parte del trabajo, se analiza si existen diferencias entre clases sociales en esas dimensiones de la crianza analizadas. Ā«Apenas las hayĀ», dice el profesor, que aƱade: Ā«Por ejemplo, a nivel emocional no hay ninguna diferencia significativa entre los padres de clases medias altas y los de clase trabajadora. SĆ­ que hay algunas diferencias en dimensiones de la crianza menos relacionadas con las emociones, como el razonamiento inductivo, un tipo de prĆ”ctica a la que los padres de clases medias y altas se adhieren mĆ”s que los de clases mĆ”s bajas. Sin embargo, estas diferencias eran sustancialmente muy pequeƱasĀ», dice Cano.

En opiniĆ³n del autor, este trabajo es relevante porque Ā«los resultados muestran que la desventaja cognitiva o emocional de los niƱos de clases bajas no parece ser la causa de un supuestamente inapropiado ambiente emocional caracterĆ­stico de estos hogares, como varias teorĆ­as habĆ­an apuntadoĀ».

El segundo planteamiento relevante de este trabajo es que hace muy evidente la importancia de la corresponsabilidad paternal en la crianza. Ā«Los datos que tuve para realizar este trabajo eran muy buenos y me permitieron replicar todos los anĆ”lisis de la influencia de las distintas dimensiones de la crianza sobre el desarrollo infantil, tanto para las madres como para los padres. El resultado es muy claro: los hombres, cuando se corresponsabilizan en la crianza, impactan en el desarrollo de sus hijos igual que las madresĀ», apunta Cano.

Una tercera cuestiĆ³n relevante es que el desarrollo de capacidades cognitivas en la infancia estĆ” determinado por factores distintos al desarrollo de capacidades emocionales. Explica el profesor que, aunque el desarrollo emocional infantil viene muy condicionado por los cuatro aspectos de la crianza analizados en este estudio, el desarrollo cognitivo estĆ” ligado a otras dimensiones del cuidado, como la lectura o el juego educativo. Ā«Si bien es cierto que las habilidades cognitivas y las emocionales estĆ”n muy relacionadas entre sĆ­ y se refuerzan mutuamenteĀ», concede el autor.

En opiniĆ³n del profesor, esta investigaciĆ³n es importante para la educaciĆ³n de los padres por dos cuestiones: Ā«Por un lado, concienciar a los hombres que son padres de que el tiempo y la energĆ­a que dedican a la crianza influye, y mucho, en el desarrollo de sus hijos. Por otro, quizĆ” pueda ayudar a los progenitores a tomar conciencia sobre el fuerte impacto negativo que la exhibiciĆ³n en casa de una emociĆ³n disruptiva, agresiva o violenta puede tener sobre el desarrollo infantil. Por lo tanto, que las madres y, sobre todo los padres, tomen conciencia tanto de su corresponsabilidad en el cuidado, como del impacto que sus propias emociones tienen sobre sus hijosĀ», concluye.