Cinco cuadros de los artistas Joan Miró, Manolo Millares, Antonio Saura, Manuel Rivera y Rafael Canogar protagonizan una exposición en la Galería Mayoral de Barcelona, que se propone reivindicar al galerista francés Pierre Matisse (1900-1989), hijo del pintor Henri Matisse.
En declaraciones este jueves, el director de la galería, Jordi Mayoral, ha explicado que Pierre Matisse abrió una galería en 1931 en Nueva York que supuso un puente clave entre Europa y América: «Él tenía la visión de los dos lugares y fue la persona fundamental para explicar a América lo que pasaba en Europa».
Así, fue el «gran merchante» de Miró en Estados Unidos –presentó allí, por ejemplo, sus ‘Constelaciones’– y, gracias a la recomendación del artista catalán, expuso también en su galería a otros cuatro pintores de la España de la posguerra: Millares, Saura, Rivera y Canogar.
«Es muy singular que un artista fuera tan generoso con los otros. Miró se los miraba con complicidad. A él le había costado mucho ser reconocido, y vio en ellos a gente de talento que estaba en un contexto difícil, así que les tendió la mano», ha explicado Mayoral.
Así, la exposición, que se podrá visitar hasta el 13 de abril y que se ha visto en París, recoge cinco de los cuadros que se pudieron ver en la galería de Matisse, que posibilitó que estos artistas salieran de «un país cerrado y sin coleccionismo».
EL PASO
A juicio de Mayoral, las obras reflejan la necesidad de expresarse de los artistas, y son obras de mucha violencia que muestran la «continuación de la España negra».
A finales de los 50 y principios de los 60, la intelectualidad española todavía no estaba muy articulada, pero empezaron a surgir movimientos como el grupo El Paso, que se formó en Cuenca y Madrid, y del cual formaron parte Saura, Rivera, Canogar y Millares.
Según Mayoral, el grupo se nutre de una idea de cambiar la realidad, con una pintura dura, fuerte y que se propone cambiar el ‘statu quo’: «Es un arte de combate».
Como es un arte abstracto que no dice nada en específico, en palabras de Mayoral, no son obras que pudiera censurar el régimen franquista, «pero si lees entre líneas ves que hay una denuncia», asegura el galerista.