Casi un tercio de los jóvenes apunta a la falta de empleo como el principal motivo para abandonar el mundo rural

El 31,99% de los jóvenes rurales de entre 25 y 41 años apunta a los temas del empleo, junto con el emprendimiento y el autoempleo, la formación y la diversificación de la actividad económica más allá del sector agrario, como los principales motivos para abandonar el mundo rural, según una encuesta recogida en la monografía ‘La España rural: retos y oportunidades de futuro’, editada por Cajamar.

Esta es la principal reclamación que hacen los jóvenes encuestados, aunque también exigen acceder a los servicios básicos, apoyo de la Administración y un acceso digno a la vivienda, entre otras reivindicaciones para permanecer en el mundo rural.

Así se desprende de la encuesta a jóvenes rurales de entre 25 y 41 años realizada por la Red Rural Nacional (RRN) entre abril y mayo de 2021, cuyos resultados se recogen en la monografía ‘La España rural: retos y oportunidades de futuro’, editada por Cajamar y coordinada por el profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Eduardo Moyano.

En este punto, uno de los epígrafes de esta publicación hace referencia a los principales motivos por el que los jóvenes abandonan el medio rural. «La primera de esas necesidades es trabajar para garantizar la subsistencia, lo que explica el éxodo rural y la emigración española del periodo 1950-1970», subrayan los autores de este capítulo, Rosa Gallardo-Cobos y Pedro Sánchez-Zamora.

SERVICIOS, AYUDAS Y VIVIENDA, ENTRE OTRAS REIVINDICACIONES

Pero no solamente los jóvenes rurales encuestados reclaman explícitamente empleo, sino que también diagnostican otros problemas para seguir viviendo en los entornos rurales, que tienen que ver con los servicios básicos, el apoyo de la Administración y el acceso a la vivienda.

En este contexto, casi el 15% de los jóvenes plantea la necesidad de acceder a los servicios básicos y de mejorar la calidad de esos servicios: educación y sanidad, principalmente, y en menor medida, bancarios, guarderías y pequeños comercios, además de mejorar la conectividad, apostar por la digitalización y acceder a internet de calidad.

Por su parte, el 11,66% de los encuestados señala la necesidad de un mayor apoyo de la Administración (más ayudas de carácter económico, mayor agilidad burocrática, mejor acceso a la tierra…), mientras que más del 9% plantea el tema del acceso a la vivienda, un problema muy relacionado con el empleo, las oportunidades laborales y el acceso a servicios básicos de calidad. Respecto al ocio, el descanso y el aprovisionamiento, las demandas vienen del lado de la conectividad, para lo que los jóvenes consideran «indispensable» una buena conexión a internet.

LOS NUEVOS RESIDENTES NO REVERTIRÁN LA DESPOBLACIÓN POR SÍ SOLOS

Esta publicación editada por Cajamar consta de más de 460 páginas con distintos epígrafes y estudios. Uno de ellos, el de ‘nuevos residentes y despoblación rural en España’, de María Jesús Rivera Escribano, de la Universidad del País Vasco, incide en los elementos de la progresiva despoblación de determinados enclaves rurales.

A este respecto, concluye que la llegada de nuevos residentes a zonas rurales en declive poblacional puede entenderse como un elemento más, pero que «no va a poder por sí solo revertir el proceso de despoblación rural», aunque sí que puede «crear sinergias con otros elementos».

La llegada de nuevos residentes representa, eso sí, el primer momento de un «largo proceso» hasta su asentamiento definitivo en la localidad. «Y solo si los nuevos residentes deciden quedarse definitivamente en el lugar se convertirán en ese potencial elemento de revitalización rural», apunta el informe.

En este punto, se hace especial hincapié para el proceso de arraigo en la necesidad de encontrar una vivienda que se adapte a las necesidades o la importancia de un capital económico previo que permita vivir los primeros años, independientemente de los posibles obstáculos que vayan surgiendo en el devenir cotidiano.

CINCO AÑOS COMO PROBLEMA DE ESTADO

La despoblación comenzó a ser tomada en cuenta por las administraciones públicas tras la Conferencia de Presidentes de Comunidades Autónomas celebrada en el Senado el 17 de enero de 2017. La cita culminó con la creación, por el Gobierno del PP de Mariano Rajoy, del Comisionado del Gobierno para el Reto Demográfico.

«A raíz de aquello, el Senado, el Consejo Económico y Social y los programas de todos los partidos políticos se hicieron eco de este problema, y hasta algunas comunidades autónomas tomaron la iniciativa de legislar sobre ello en un evidente y loable sentido de la oportunidad política», sostienen los investigadores Cristóbal Gómez (UNED) y Eduardo Moyano (IESA-CSIC) en el epílogo del libro.

Pero no solo las instituciones prestaron atención desde entonces al problema, sino también los medios de comunicación y el ámbito académico y cultural, donde irrumpieron términos como «España vacía» o «España vaciada» para referirse a la situación del mundo rural.

A pesar del cambio de Gobierno en junio de 2018 por la moción de censura, victoriosa, del PSOE de Pedro Sánchez, el nuevo color del Ejecutivo «no alteró el interés político» por abordar la despoblación, «sino que incluso lo aumentó», apuntan los autores.