Feijoo no quiere a Javier Maroto en el Senado y pondrá fin al escándalo de Sotosalbos

El que fue alcalde de Vitoria, el actual senador Javier Maroto, se empadronó en 2019 en Sotosalbos, un pueblo de Segovia que tenía 113 habitantes en 2018 (114 con Maroto), para sobrevivir en la administración pública a cualquier precio. Esto fue un escándalo en su momento, pero el dentro de poco expresidente del Partido Popular Pablo Casado, por hacerle un favor, decidió cargar con el peso mediático de esta decisión con tal de que a Maroto no le faltara su salario público. El problema es que ahora, con la salida de Casado, el puesto de Maroto está en riesgo. El presidente de Galicia y futuro líder del PP, Alberto Núñez Feijoo, no tiene ninguna intención, tal y como ha comprobado MONCLOA.com, de mantenerle como senador por varias razones. La principal de ellas es que no quiere revalidar el escándalo de Sotosalbos. El líder gallego no quiere polémicas, y Maroto la encarna a la perfección.

No hablamos solo de la pretensión de permanecer en la administración pública a cualquier precio. En el Partido Popular destacan que Maroto no ha sido precisamente alguien «leal» a Casado, y menos en sus horas bajas. Mientras que Casado se jugó su imagen permitiendo el escándalo de Sotosalbos, pueblo en el que se empadronó Maroto con calzador justo un mes después de las elecciones autonómicas con el único objetivo de perdurar con un salario público, el senador no correspondió con lealtad al presidente popular en sus momentos más duros. De hecho, fuentes de Génova aseguran que Maroto literalmente desapareció de la vida política en esta tormenta y que ha reaparecido de forma oportuna justo ahora: momento en el que Feijoo tomará los mandos del Partido Popular.

Lo que cuentan desde el entorno de Feijoo es que el presidente de Galicia no quiere polémicas. Pero no solo eso, pues el futuro líder del PP tampoco quiere saber nada de quienes no se mantuvieron leales a Casado cuando cambió la corriente. En algunos casos, aun así, no lo tendrá en cuenta porque no todos podían caer con el líder palenciano. Pero en otros sí. El caso de Maroto es especialmente llamativo porque Casado decidió jugarse su imagen por él. Sabía que meter a Maroto con calzador en un pueblo de Segovia para poder meterle en un cementerio de elefantes como es el Senado traería una tormenta mediática, pero decidió pagar el precio por hacerle un favor a un político que, entonces, consideraba con recorrido.

Feijoo ahora no quiere saber nada de Sotosalbos. Mantener esta pantomima sería contraproducente para él, consideran fuentes del entorno de Feijoo. Al igual que lo sería mantener a Ana Pastor por su oportunismo, por mucho que la exministra y expresidenta del Congreso de los Diputados se pasee por Galicia hablando maravillas de un presidente gallego al que no le había dedicado ni un minuto de su tiempo. Todo esto deja encima de la mesa un mensaje claro: Feijoo no quiere a Maroto como senador ni como diputado. Lo quiere en un lugar donde no moleste. Quizá en la candidatura de Sotosalbos.

Sea como sea, en Génova han destacado a MONCLOA.com que Maroto se ha puesto las pilas. El ocio nocturno ya está limitado solo a los momentos clave, ahora lo que toca es trabajarse el puesto. Desde el Partido Popular lo dejan claro. Antes era harto complicado ver a Maroto por el Senado o por el Congreso. Ni siquiera de noche. Pero ahora es difícil no verle. Se relaciona con todos, habla con cualquiera que crea que tiene peso en el partido y se ha movilizado para retomar esas descuidadas relaciones que ahora le pueden mantener como el senador más ilustre de Sotosalbos.

«Maroto sabe que está señalado»

Las fuentes del PP lo tienen claro. «Maroto sabe que está señalado», destacan. Compañeros suyos del Senado aseguran verle más a menudo por las dependencias. No solo le ven sentarse en el sillón, sino que habla y se relaciona con los demás. Incluso su jefe de gabinete se deja ver por ahí (el curso que imparte como director ya no le quita tanto tiempo). Los populares saben que Maroto ha cambiado pero desde el entorno de Feijoo, pese a que les cuesta hablar de nombres, sí comentan que no quieren más polémicas como la del pueblo segoviano.

Maroto no tenía ninguna vinculación con Sotosalbos. Curioso debe ser el proceso por el cual se decidió que fuera este y no otro el pueblo del que el exalcalde de Vitoria diera el salto al Senado. Los vecinos de la comarca tampoco le han visto por el municipio. Ni siquiera de noche. Hablamos de un pueblo de 113 habitantes en 2018 (114 con la llegada de Maroto). Ya es raro que no le reconocieran por las calles. Pero finalmente parece que el senador se siente más cómodo en Vitoria, ciudad de la que fue alcalde.

Sea como sea, Feijoo tiene intención de renovar el PP y apartar a las viejas glorias para dar paso a nuevos talentos. Se acabó eso de forzar la maquinaria. Y mucho menos si para ello hay que seguir con la pantomima de Sotosalbos. Maroto tiene un pie más fuera que dentro, y desde el PP aseguran que incluso él lo sabe. Por mucho que ahora se pasee por el Senado y por el Congreso, el exalcalde de Vitoria parece tener un futuro político incierto.