Una de las obsesiones de nuestro tiempo es la lucha contra el azĂșcar, aunque por otro lado no podemos evitar ser adictos a Ă©l. AsĂ, estamos en continua contradicciĂłn y crisis, tira y afloja, echando mano de edulcorantes para no sentirnos tan mal. Pero es una obsesiĂłn que, a la luz de la ciencia es cada vez mĂĄs justificable. Y es que parece uno de los grandes enemigos de la salud, fuente de muchos males. Eso lo sabe tambiĂ©n el marketing, que inunda todo con productos bajos en azĂșcar y con mĂșltiples opciones de edulcorantes sustitutivos. Veamos por quĂ© no son tampoco la soluciĂłn.
6ÂżQUĂ OPCIONES TENGO?
La mĂĄs obvia y que seguro te viene a la mente es la miel. En vez de echarte un terrĂłn en el tĂ© o infusiĂłn, o una sacarina, por quĂ© no un poquito de miel. Lo mismo en un yogur o incluso una ensalada. Eso sĂ, contiene fructosa, glucosa y sacarosa en porcentajes altos, de ahĂ que al final optemos por poner poca cantidad para que no empalague. Eso que ganamos.
TambiĂ©n tenemos el azĂșcar de coco, ideal para endulzar sin tanto riesgo, porque su contenido en fructosa es bajo (2-9%) y el contenido en minerales, relativamente alto.