Pánico en Podemos con la «otra chapuza» de la ley trans y los problemas que traerá

Podemos está conteniendo el aliento. El Ministerio de Igualdad ha conseguido que el PSOE ceda y apruebe la ley trans, una de las más polémicas medidas que ha redactado el equipo de Irene Montero. El problema es que la experiencia reciente de la ley del solo sí es sí y las consecuencias que ha tenido precisamente por la chapucera redacción de la misma puede quedar en nada si se compara con los problemas que traerá la ley trans. Expertos judiciales han asegurado a MONCLOA.com que esta norma presenta «graves» fallos e imprecisiones en cuestiones de identidad que acabarán por acabar en los titulares. Y en Podemos, muy conscientes de las sugerencias de sus propios servicios jurídicos, contienen el aliento porque saben lo que se les viene encima. Y todo con las elecciones a la vuelta de la esquina.

En el equipo jurídico de Irene Montero se hace de todo menos obedecer y atender a los expertos judiciales. Los problemas que presentan no son de fondo, sino de forma. El fondo ya se discute en sede parlamentaria, pero al final han conseguido en algunos casos como con la ley de solo sí es sí que el efecto de la norma sea exactamente el contrario al esperado. Los jueces se han visto obligados a reducir las penas de delincuentes sexuales solo porque la ley está mal redactada. Y con la ley trans se esperan problemas de identidad mucho más profundos que lo que el Ministerio de Igualdad espera. Eso sin tener en cuenta otras cuestiones que son clave para algunos dirigentes de Unidas Podemos como dar alas a otras áreas políticas como la laboral o la ecologista para dejar de lado ese feminismo que Irene Montero prioriza en la formación morada.

Irene Montero sigue a lo suyo y ha utilizado el peso de Podemos en los Presupuestos Generales del Estado para condicionarlos a esta norma. Poco le importa la reticencia interna. Menos aún que haya voces expertas que hablen de la mala redacción de sus proyectos jurídicos. Lo que le importa a la ministra de Igualdad es sacar adelante su proyecto y no está escuchando, según detallan fuentes de la formación, a otros pesos pesados del partido como Nacho Álvarez que le piden un poco más de «apertura de miras» a la hora de hacer política. La ley trans se aprobará. Y con ella en funcionamiento empezarán problemas que desde el equipo de Irene Montero ya se esperan.

LOS PROBLEMAS DE LA LEY TRANS

La ley trans de la ministra de Igualdad, Irene Montero, se abre a asuntos muy polémicos que traerán cola y quejas. Una de las cuestiones clave es que si un menor de edad siente que sus padres no respetan su identidad sexual (no especifican la edad, por lo que se entiende que con el mero hecho de tener menos de 18 años es suficiente) puede recurrir al Estado para que intermedie en la situación. El problema es que si la administración entiende que los padres no respetan la identidad sexual de su hijo, directamente le pueden quitar la custodia. Algo que no todos entienden en el Congreso y que abre una puerta peligrosa.

El artículo 6 de la ley de Montero es contundente. En su apartado segundo, se especifica que «las personas menores de dieciocho años incluidas en el ámbito de aplicación de la presente Ley tienen derecho a recibir de los poderes públicos del Estado y las Comunidades Autónomas, en el marco de sus respectivas competencias, la protección y atención necesarias para promover su desarrollo integral, así como el ejercicio pleno del derecho a la libre autodeterminación de la identidad sexual y expresión de género. La negativa a respetar la identidad sexual o de género de una persona menor de dieciocho años por parte de las personas que ostenten la patria potestad o la tutela legal, será considerada situación de riesgo”.

La letra pequeña del texto de la ministra augura un caos administrativo importante debido a que Irene Montero ha convertido el ser transexual en una condición mucho más amplia de lo que hasta ahora se concebía. Ya no es un hombre o una mujer atrapado en el cuerpo del sexo contrario; ahora, las «personas trans» serán «transgénero, transexuales, travestis, hombres o niños con vulva, mujeres o niñas con pene, variantes de género, queer, personas no binarias u otros». Y todos ellos tendrán acceso a la renta activa de inserción, por lo que si antes era difícil acceder a ella por la falta de recursos, que se preparen los nuevos integrantes que con la ley trans pueden acceder a una subvención pública.

En primer lugar habría que explicar todas estas nuevas variantes de «personas trans» que ha querido incluir Montero en su ley. Sobretodo ese «u otros» que denota cierto cansancio de la administración pública por enumerar las miles de formas de ser transexual que hay, según el criterio del flamante Ministerio de Igualdad. Por el momento, una persona trans, en el sentido más «clásico» del concepto (entiéndase la expresión), podía acceder a una ayuda por problemas de inserción laboral. Coloquialmente se conoce como la RAI (renta activa de inserción), y es una prestación para personas que tienen dificultades para encontrar trabajo y llevan demasiado tiempo en el paro (algo que han padecido y padecen los transexuales). Sin embargo, la nueva ley de Montero pondrá en riesgo esta prestación dado que será mucho más complicado acceder a ella, tal y como aseguran juristas a MONCLOA.com.