lunes, 6 mayo 2024

Siete consejos de expertos para combatir la fatiga pandémica

La pandemia del Covid-19 no sólo está trayendo consecuencias directas del contagio en sí, de los ingresos y de las muertes, sino las indirectas derivadas de las secuelas, de no tratar otras enfermedades como se hacen habitualmente, o de nuevas dolencias y problemas derivados del coronavirus. Uno de esos problemas es la fatiga pandémica, así que es el momento de indicarte siete consejos de los expertos para poder combatirla, sobre todo de Richard Horton, médico y editor de The Lancet, planteaba hace unas semanas en un artículo que para poder superar la pandemia habría que entenderla como una sindemia.

Hartazgo, desasosiego, ansiedad por una incertidumbre insostenible, miedo ante lo desconocido, desconfianza en las autoridades… Son solo algunos de los efectos de haber creído superada la situación desbordante desencadenada por la Covid-19 para poco tiempo después regresar a un escenario similar. Las dolencias o secuelas no sólo están afectando a los cuerpos sino a las mentes, con un aumento preocupante de cuadros depresivos o de ansiedad. En este caso esas consecuencias psicológicas afectan al cuerpo en forma de fatiga y al revés, creado un círculo vicioso que hay que intentar cortar y tratar. Y la fatiga emocional por la situación empieza a ser otra epidemia: según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta ya al 60 % de la población europea. Veamos algunas estrategias individuales y psicosociales que, sumadas a las políticas sociales, pueden ayudar a combatir la fatiga emocional.

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Mejora de la comunicación del riesgo

a891af9b491603484553 standard desktop medium retina Moncloa

Diversificar los mensajes que se hacen llegar a la ciudadanía por distintos canales, haciendo una comunicación más inclusiva, dirigida a cada colectivo, resulta clave para atajar el problema, en opinión de nuevo de Israel Rodríguez Giralt. Pero, además, afirma que esa comunicación debe ser consistente para no fomentar desconfianza entre la población.

Por otra parte, conviene evitar una gestión muy centrada en el miedo y la obediencia. «A largo plazo, se ha demostrado que no solo es menos efectiva, sino que tiene unos costes emocionales y sociales importantes. No se ha prestado suficiente atención a lo que implica vivir con incertidumbre durante bastante tiempo, y ahí hay toda un área de trabajo que afrontar», señala.

 

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