Vox asume que Macarena Olona está «descontrolada» y busca dar protagonismo a Abascal

Llevaban tiempo intentando controlar el efecto Olona. O por lo menos intentando que ese efecto salpicara aunque fuera un poco al presidente de Vox, Santiago Abascal. El problema es que Macarena Olona tiene demasiado tirón entre los suyos y ya cualquier gesto que haga consigue más titulares y más comentarios en las redes sociales que veinte discursos de Abascal. Desde la cúpula de Vox dan por hecho que no pueden renunciar a su mayor activo, pero miran con recelo cómo Olona tiene un protagonismo mucho más aplastante que el del propio Santiago Abascal. Incluso cuando Ceuta declara persona non grata al presidente de Vox, quien se lleva todos los titulares es Abascal. Desde la formación conservadora asumen que Olona ha escapado a su control y que solo les queda sentarse a verlas venir.

La dirigente de Vox Macarena Olona ha protagonizado este miércoles otro evento que ha motivado a su electorado y que ha agrandado su fama. Durante un mitin en Cádiz, la diputada de Vox por Granada ha decidido enfrentarse a un grupo de antifascistas que la increpaban. Olona ha interrumpido su discurso para coger la bandera de España y acercarse a enfrentarse a estos manifestantes consiguiendo el efecto deseado: el electorado de Vox no habla de otra cosa y quien ha puesto el nombre del partido en el ojo del huracán, otra vez, ha sido Olona, no Abascal; algo que irrita a los conocidos a nivel interno y de forma jocosa como «aristogatos» que no quieren que nadie les adelante por la derecha y mucho menos que les hagan sombra.

Desde Vox se han planteado 1.001 formas de apartar a Olona del entorno de Abascal. Por supuesto, nadie ha sopesado por un momento la posibilidad de echar del partido a la dirigente más querida de Vox, pero sí que se dejó caer en más de una ocasión la posibilidad de mandar a Macarena Olona a las elecciones de Andalucía como candidata del grupo para alejarla de un Abascal que pierde fuelle entre puro y puro. Macarena no veía con malos ojos el irse a Andalucía, aunque de ser por ella se quedaría en el Congreso de los Diputados, tal y como aseguran fuentes del partido, pero lo cierto es que varios dirigentes de la formación de extrema derecha sopesaron la posibilidad de «librarse» de Olona mandándola al sur y no se han atrevido a hacerlo.

Sea como sea, el evento de este miércoles no ha sentado bien a una parte de la cúpula del partido. Esas escenas las quieren para Abascal, no para Olona. Pero siempre la diputada sabe cómo reaccionar para llevarse el cariño de su electorado y los titulares de todas las cámaras. Esto no es nada nuevo, ya lo intentó más de una vez Abascal durante la campaña electoral de la Comunidad de Madrid (quién no recuerda las piedras de Vallecas), pero parece que no surte el mismo efecto entre los suyos que quien plante cara sea Olona en vez del presidente de Vox.

«En #Cadiz se aprobó la primera Constitución que reconoció que la SOBERANÍA reside en la Nación. En el pueblo español. Y en Cádiz, cuna de la LIBERTAD, ayer alzamos nuestra voz. Y la bandera española. Adelante. Sin miedo a nada ni a nadie. Sin dar un paso atrás. Gracias» ha comentado Macarena Olona después del altercado de esta provincia del sur. Por supuesto, pese a que al núcleo duro de Abascal no le haya gustado que el protagonismo se lo llevara una vez más esta diputada, el partido no ha perdido la oportunidad para hacer propaganda del incidente con los antifascistas. «Macarena Olona se planta ante los terroristas callejeros en Cádiz. Estas son las consecuencias de la estrategia de demonización y deshumanización impulsada por el bipartidismo político y mediático contra VOX. ¡NO OS TENEMOS MIEDO!», han comentado. Un mensaje que Abascal se ha limitado a compartir sin añadir nada más.

No es fácil para Abascal ver cómo su propia creación le adelanta por la derecha. Ni para Abascal ni para otros «aristogatos» como Iván Espinosa de los Monteros o Javier Ortega Smith, pero lo cierto es que el efecto Olona se les ha descontrolado hasta tal punto que a muchos les da miedo la posibilidad de que se plantee un hipotético escenario electoral en el que Olona, y no Abascal, fuera la candidata de Vox a las generales. La mayoría de los parlamentarios de los partidos no representan nada más allá de las siglas; es decir, que quitarles de la formación no supondría tener más o menos votos. Sin embargo, Olona podría significar la diferencia entre ser una fuerza residual u obtener los resultados más positivos de la historia del partido.

Las elecciones andaluzas aún están ahí y Abascal sigue teniendo la posibilidad de mandar a Olona al sur. Ella acataría lo que le impusieran, al menos es lo que deslizó en una comida con su entorno más íntimo; aunque si le preguntan, Olona diría a las claras que prefiere quedarse en Madrid y seguir al pie de la batalla, no en una comunidad autónoma. Sea como sea, quedan semanas para que Abascal tome la decisión, pero el efecto Olona está tan sumamente extendido que sería un error electoral para Vox no contar con su perfil en una posición cercana a la del presidente actual de Vox.

MIREIA, LA OTRA PROMESA

Junto a Olona, hay otra cara conocida que el equipo de Abascal se esfuerza en apartar para evitar precisamente que haya nuevas diputadas que amenacen el futuro político del actual presidente del partido. Esta parlamentaria ha cogido fama y es muy respetada entre los suyos, pero mientras que Abascal no se ha atrevido con Olona, con Mireia Borrás sí; y más de una vez ha acabado en una provincia perdida para protagonizar un acto al mismo tiempo que el núcleo duro de Santiago se dedicaba a chupar cámara en cualquier otro punto de la capital.

Mireia Borrás es un activo potente, el problema es que, primero, Abascal le ha dado un cometido en el que no cree: el de la transición ecológica; y al mismo tiempo se ha dedicado a mirar la agenda de Borrás para hacer que no coincida con la de Abascal, Espinosa de los Monteros o cualquier otro que aspire a tener un papel protagonista en el partido.