El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoo, ha desaparecido del panorama público y hay quien dice que la culpa la tiene en parte su equipo más cercano, el mismo que le asesoró en otros tiempos. Las críticas empiezan a crecer en intensidad en el seno de la formación porque consideran que Mar Sánchez y Luis de la Matta han conseguido que la mayoría de los medios conservadores se alejen de los populares. Las críticas también afloran porque entienden que los mensajes que está lanzando el presidente de la formación, coordinados en alguna ocasión con Esteban González Pons, no son los más apropiados (véase la idea de prohibir circular a los coches con más de diez años de antigüedad). Con este panorama trabaja el PP. Y lo único que mantiene el orden es que los sondeos internos son muy favorables. Al menos de momento.
Mar Sánchez y Luis de la Matta han creado una séptima planta de Génova que no es necesariamente permeable. Desde el PP entienden que han perdido el apoyo directo de los medios conservadores a diferencia de otras baronesas del Partido Popular como Isabel Díaz Ayuso. Las críticas crecen a medida que Feijoo se mantiene en una posición peculiar en la que no se relaciona con demasiados pesos pesados del partido. De hecho, ahora mismo hay tres PP dentro de la formación. El primero, el de Alberto Núñez Feijoo, que está completamente hermético gracias al trabajo, según fuentes solventes de la formación, de Mar Sánchez y de la Matta; luego el PP de Isabel Díaz Ayuso, el ala dura que cree que crecerá mucho más con el paso del tiempo; y por último el de Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de Andalucía.
A toda esta ecuación de los “tres PP” hay que añadir el papel de Esteban González Pons, que nadie lo entiende muy bien. La negociación para la renovación del Consejo General del Poder Judicial o los discursos de Feijoo han convertido a este dirigente popular en un actor que nadie entiende. De hecho, hay quien considera que no está siendo un filón para un PP al alza, pero los focos no están solo en él.
Las críticas internas nacen sobretodo por la mala relación que el PP tiene con los medios, de lo que culpan a los dos asesores de comunicación más estrechos de Alberto Núñez Feijoo. En el PP entienden que están manteniendo un perfil conservador cuando es el momento de atacar. Los populares creen que Pedro Sánchez está en horas bajas y que el mero hecho de que los sondeos sean cada vez más favorables para el PP es un indicativo de que hay que pisar el acelerador.
No es la primera vez que a Mar Sánchez le llegan las críticas internas del partido. Pero ellos están convencidos de que la estrategia más acertada es sellar por completo la séptima planta de la sede para que no se filtre absolutamente nada. Estas mismas fuentes dejan claro que lo que busca el equipo estrecho de Feijoo es llegar vivos a las elecciones generales sin dejar caer ningún exabrupto fuera de tono. El problema es que esta estrategia no es nueva para los populares que recuerdan ese PP de Mariano Rajoy y empiezan a presionar cada vez más para que Mar Sánchez se parezca un poco más al jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso.