Las autoridades de Marruecos han acusado a España de tener la «voluntad de crear problemas», en medio de la crisis diplomática desatada por la hospitalización en Logroño del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali.
El primer ministro marroquí, Saadedín Ozmani, encabezó en la tarde del jueves un encuentro con varios ministros y líderes de los partidos políticos con representación en el Parlamento en el que el titular de la cartera de Exteriores, Naser Burita, presentó un informe sobre la situación.
Tras ello, el portavoz del Ejecutivo, Saaid Amzazi, resaltó que los participantes deploraron que «España se deja llevar por la voluntad de crear problemas, de frustrar los esfuerzos de Marruecos para consagrar su integridad territorial y de intentar presionar» a Rabat.
ACUSAN AL GOBIERNO DE SOCAVAR LA CONFIANZA Y EL RESPETO MUTUOS
«Los participantes consideraron que las posiciones de España, que atentan contra la causa nacional que supone un consenso entre todos los marroquíes, han socavado la confianza y el respeto mutuos», afirmó Amzazi durante la lectura del comunicado final tras la reunión.
Así, indicó que los participantes consideraron que se trata de «una actitud inadecuada por parte de un país amigo vinculado a Marruecos por importantes asociaciones estratégicas», antes de hacer hincapié en que «la cuestión de la integridad territorial (de Marruecos) experimenta una dinámica positiva gracias al apoyo político internacional».
Por otra parte, los participantes resaltaron el apoyo de los partidos al rey Mohamed VI y manifestaron que las causas de la crisis está relacionada con la situación en Sáhara Occidental, un asunto que «concierne a todos los marroquíes», tal y como ha recogido la agencia estatal marroquí de noticias, MAP.
CONDENAN LOS INTENTOS DE DESVIAR EL DEBATE: LA CAUSA ES GHALI
Según estas informaciones, los participantes en el encuentro «condenaron los intentos de desviar el debate» sobre las causas de la crisis e hicieron hincapié en que el motivo es el ingreso de Ghali «con documentos falsificados y una identidad usurpada», pese a estar requerido por los tribunales.
Previamente, la embajadora de Marruecos en Madrid, Karima Benyaich, había acusado a la ministra de Asuntos Exteriores española, Arancha González Laya, de realizar declaraciones «inapropiadas» y presentar «hechos erróneos» en la actual crisis política, en la que estaría en juego el «respeto mutuo» entre los dos países.
Benyaich, a la que Rabat llamó a consultas, cargó directamente contra Laya por sus declaraciones públicas, que ha considerado fruto de «la agitación y el nerviosismo» y arguyó que la crisis «ha desvelado las verdaderas intenciones implícitas y motivaciones de ciertos círculos en España, que persisten en querer dañar a los intereses superiores del Reino (de Marruecos) desde la recuperación del Sahara marroquí en 1975».
En este sentido, se preguntó si las declaraciones de Laya –que la agencia oficial no específica– se deben a un «desacierto» o hay un trasfondo contrario a la «integridad territorial» de Marruecos, una causa que Benyaich ha calificado de «sagrada». «Marruecos toma nota y actuará en consecuencia», zanjó.