Jodidos inútiles

El Partido Popular se ha empeñado en perpetuar al canciller Pedro Sánchez en el poder y en que Vox continue robándole parte de su electorado. El PP se ha hecho el harakiri político más inesperado de la historia ante la sorpresa de todos. Si Vox y el PSOE tenían dudas sobre si lograrían sus objetivos electorales, la escalada de la guerra interna del PP las ha disipado.

Si existía una forma de que el desgaste de estos años de legislatura no pasara factura a Pedro Sánchez, era esta. El PSOE no ha tenido que hacer nada más que encender la televisión para ver cómo sus opciones de revalidar el mandato en el Gobierno se disparaban sin haber hecho absolutamente nada. Y Santiago Abascal no ha tenido más que poner La Sexta para comprobar que la posibilidad de que Vox supere en escaños al PP en las elecciones generales es más alta de lo que pensaban. Y todo esto lo ha conseguido el Partido Popular sin la ayuda de nadie.

Teodoro y Casado
El PP se ha convertido en un circo. El espionaje por parte de la directiva del PP contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha puesto a la formación en una situación muy comprometida. Las elecciones de Castilla y León ya han dejado de manifiesto que el Partido Popular pierde fuelle a medida que Vox refuerza su posición a cada mes que pasa. Sin embargo, lejos de buscar una estrategia conjunta para reanimar un PP a la baja, el partido se ha visto inmerso en un circo mediático marcado por la contratación de un detective que ha vuelto a enfrentar a Ayuso con el presidente de la formación, Pablo Casado.

Mientras Génova ha dado la orden interna a sus barones de no pactar con Vox, parece que el partido se ha empeñado en regalarle gran parte de su electorado a Santiago Abascal. Y mientras Casado sueña con sacar a Pedro Sánchez de la Moncloa, su formación se desmorona entre los gritos de los propios simpatizantes del PP

El relato oficial y el que nadie ha desmentido es que el equipo de Pablo Casado ha ordenado espiar a Ayuso y a su familia para encontrar material para descalificarla. Un material que se basa en un contrato de compra de mascarillas del que se habría beneficiado el hermano de la presidenta.

Algunos aseguran que desde Génova simplemente querían tener una carpeta que «empujara» a Ayuso a obedecer las órdenes de la directiva del partido. Y otros simplemente insisten en que lo que buscaba la cúpula era encontrar un contrato aparentemente irregular (según sus sospechas) que la Comunidad de Madrid había firmado con una empresa para la que trabajaba el hermano de la presidenta. En cualquier caso, y pendientes de que se depuren responsabilidades, lo cierto es que el PP de Madrid se ha convertido en un circo del que solo Vox saca rédito político.

«Pido que se depuren responsabilidades en el partido regional y nacional», ha asegurado Isabel Díaz Ayuso en la comparecencia del pasado jueves. «Nunca pude imaginar que la dirección general de mi partido iba a actuar de un modo tan injusto contra mí», ha insistido. «He devuelto mi compromiso con Pablo Casado pasando de los 26 escaños a la mayoría absoluta que estoy convencida que tenemos hoy. Quisiera saber cuántos votos han conseguido aquellos que están centrados en atacarme a mí«, ha concluido en una rueda de prensa especialmente agresiva contra la cúpula del partido.

«No es que nos hayamos disparado en el pie, es que nos hemos suicidado»

Ayuso ha pasado al ataque. Teodoro García Egea, secretario general del Partido Popular, ha respondido a Ayuso con una agresividad que ha hecho pensar a más de uno que desde la cúpula se plantean expulsar del partido a la presidenta autonómica. Al menos, de momento, le han abierto un expediente por haber atacado a Casado. Esta situación tan inestable ha abocado al PP a la autodestrucción porque nadie contempla en el Partido Popular que Casado y Ayuso sobrevivan en el mismo equipo. Incluso el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, se ha aprovechado del momento para coger un micro en Onda Cero y postularse como posible candidato presidenciable, algo que lleva años esperando.

Quienes ven esto desde fuera con cierta esperanza son los dirigentes de Vox. Si ya le estaban comiendo el electorado al Partido Popular por la derecha, ahora parece que los de Santiago Abascal sueñan con algo mucho más prometedor: el sorpasso. La estrategia del PP ha sido claramente fallida, pero el problema es que este nuevo harakiri aboca al Partido Popular a una situación dramática. «No es que nos hayamos disparado en el pie, es que nos hemos suicidado», asegura a MONCLOA.com un alto cargo del PP cercano a Pablo Casado. «Deben estar viendo con palomitas cómo nos autodestruimos», insisten en referencia a los miembros de Vox. Lo que queda claro es que si sigue este rumbo, Casado perpetuará a Sánchez en la Moncloa.

CARROMERO, EL CHIVO EXPIATORIO

Hay fuentes del PP que aseguran que las dimisiones acabarán por llegar al propio secretario general, pero estos mismos dirigentes populares creen que no serán suficientes para salvar a Casado. Quien es considerado como la «correa de transmisión» de todo este proceso, es decir, quien sirvió en la operación presuntamente de espionaje contra Ayuso, Ángel Carromero, ha dimitido. Pese a que el partido ha intentado exponerle y echarle a los leones para intentar calmar los ánimos a pesar de que él no fue el artífice de este plan que ha puesto al PP en medio de la tormenta mediática, el alto cargo del Ayuntamiento de Madrid ha dado su cargo y su vida política por el partido sin que nadie le haya reconocido nada.

Carromero

La culpa es de la directiva, pero para intentar salvarse han «quemado» a Carromero, tal y como aseguran fuentes del PP a MONCLOA.com. Aún así, no ha sido suficiente y Teodoro ya siente la espada de Damocles sobre su cabeza. La expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre ya ha exigido la cabeza política de Teodoro mientras ya se dejan entrever las víctimas colaterales de todo este escándalo interno que acabará con Ayuso o con Casado fuera del partido.