El Gobierno Vasco ha concedido el tercer grado penitenciario a un ocho presos de ETA, entre los que se encuentran el histórico exjefe de ETA José María Arregi Erostarbe, ‘Fiti’, y Mikel Arrieta Llopis. Además, ha denegado la progresión de grado a otros 26 reclusos de la banda, según han informado fuentes conocedoras de los expedientes.
El Ejecutivo de Euskadi asumió la competencia de la gestión de las cárceles vascas el 1 de octubre de 2021 y, desde entonces, había autorizado cambios de grado a alrededor de 150 presos, sin que, hasta el momento, afectaran a reclusos de ETA.
Ahora el Gobierno Vasco ha decidido que ocho presos de la banda pasen a tercer grado penitenciario, es decir, a régimen de semilibertad, mientras que ha resuelto mantener a otros 26 reclusos en segundo grado, a propuesta de las juntas de tratamiento, órganos internos de las cárceles integrados por profesionales penitenciarios.
Entre los autorizados para pasar al régimen de semilibertad, se encuentra Jose María Arregi Erostarbe, Fiti, que formó parte de la dirección de ETA detenida en Bidart en 1992, un hito que marcó la decadencia de la banda.
Erostarbe, de 75 años de edad, había sido trasladado de la cárcel de Alicante a Asturias, para posteriormente recalar en la de San Sebastián. El exjefe de ETA ingresó en prisión el 20 de noviembre del 2000 y fue condenado a 30 años de cárcel por delitos de terrorismo y varios asesinatos.
Cumplió las tres cuartas partes de la pena en junio del 2019, y había aceptado la legalidad penitenciaria, reconocido el dolor causado y manifestado por escrito su rechazo al uso de la violencia, con el compromiso a hacer frente al pago de la responsabilidad civil. En 2018, tras la disolución de la banda, escribió una carta pidiendo perdón a las víctimas.
Por su parte, Mikel Arrieta Llopis, otro de los beneficiarios de la progresión de grado, fue trasladado del centro penitenciario de Soria de Martutene, en San Sebastián. Nacido el 10 de septiembre de 1960 en la capital guipuzcoana, ingresó en prisión el 19 de enero de 2000 y cumple una condena acumulada de 30 años por los delitos de asesinatos, atentados, receptación y utilización ilegítima de vehículo a motor. Cumplió las tres cuartas partes de la condena en julio de 2020.
Arrieta estaba pagando su responsabilidad civil, aceptó la legalidad penitenciaria, rechazó la violencia y remitió escritos en los que mostrada su respeto hacia el dolor de las víctimas de sus delitos.
En la actualidad, 84 reclusos de la organización terrorista cumplen condena en Euskadi, de los que estos dos, además de otros seis –con penas menos gravosas–, pasarán al régimen de semilibertad tras haber mostrado arrepentimiento a traves de cartas individualizadas.