Greenpeace denuncia frente a un metanero ruso que el gas que entra por el Puerto de Bilbao financia la guerra de Ucrania

Activistas de Greenpeace han protestado a primera de la tarde de este jueves contra la guerra en Ucrania y han denunciado la relación entre los combustibles fósiles y la financiación y el desencadenamiento de conflictos frente a un metanero de gas ruso atracado en el Puerto de Bilbao.

A bordo de varias embarcaciones, los activistas han exhibido pancartas con los mensajes ‘El gas financia la guerra’ y ‘No a la guerra’ frente al buque Nikolái Urvántsey, mientras descargaba gas ruso en el puerto de la capital vizcaína.

Con esta acción, Greenpeace reitera que «la única solución es el fin inmediato de la guerra» y pide terminar con la dependencia del petróleo y el gas. Pasadas dos semanas del inicio de la invasión del ejército ruso contra Ucrania, la ONG reitera su «rotunda condena hacia esta agresión militar», muestra su solidaridad con las víctimas civiles y aplaude las protestas pacíficas de activistas de todo el mundo contra la guerra.

Así, ha denunciado que el gas y el resto de combustibles fósiles «financian la maquinaria bélica de Putin». «Aunque esta vez la guerra no sea por su control, son estos los que literalmente alimentan la guerra, pues el 40% del PIB de Rusia procede de la exportación de combustibles fósiles y su gobierno utiliza como arma la dependencia energética de Europa», ha declarado Francisco del Pozo, responsable de la campaña de combustibles fósiles de Greenpeace.

Por ello, ha considerado que «hoy más que nunca resulta imprescindible centrarnos en reducir la demanda de energía y acelerar las energías renovables; esto ayudará a reducir las importaciones de gas ruso y también de petróleo, carbón y uranio en la Unión Europea».

La organización ha reclamado a Europa «un plan de abandono» de los combustibles fósiles «garantizando una transición justa hacia la independencia energética y un mejor futuro económico y laboral» y ha advertido de que buscar nuevas fuentes de importación de gas, la inversión en nuevas infraestructuras gasísticas o los combustibles alternativos «no solucionarán la vulnerabilidad de Europa ante las crisis energéticas y seguirán agravando la crisis climática.

Greenpeace también ha reclamado una «reforma inmediata» del mercado eléctrico para que «los precios de las energías renovables, que son los más baratos, se vean reflejados en la factura» y que se ponga fin a las subvenciones a los combustibles fósiles, entre otras medidas.

Además, ha resaltado que «bajo ninguna circunstancia la energía nuclear podría ser una alternativa viable al gas, como está demostrando la propia guerra de Ucrania, ya que otra grave dimensión energética de este conflicto es el peligro nuclear». Greenpeace está siguiendo muy de cerca la amenaza que los combates están provocando para los 15 reactores nucleares que generan la mitad de la electricidad que consume Ucrania, además de la central nuclear de Chernóbil.

Diferentes organizaciones de la sociedad civil vasca como Ekologistak Martxan, Ongi Etorri Errefuxatuak, La Guerra Empieza Aquí, Gune Ekosozialista y Greenpeace se han concentrado esta tarde para denunciar que «el gas financia la guerra» frente a la subdelegación de Gobierno en Bizkaia.