Los dos gigantes editoriales de nuestro país pagan favores o intentan hacer caja en Navidad con varias obras políticas escritas, o eso dicen, por algunos de los más insignes representantes de los principales partidos políticos.
Uno de las obras más llamativas es ‘Una España mejor’, obra en la que Mariano Rajoy da la espalda a sus tradicionales aliados mediáticos, Planeta, para irse con sus rivales directos, Penguin Random House.
Rajoy utiliza este libro para darse una tourné mediática, hace unos días le dijo a Ana Rosa que duerme como un tronco, que le encanta irse de puente y que no avanza con el inglés, y para vengarse sutilemente de Aznar.
AZNAR, UN ENEMIGO POLÍTICO PARA RAJOY
Sobre su antecesor insinúa que iba detrás de sus ministros para hacerles una oferta que no iba a poder rechazar: «A cuatro de ellos se les planteó la posibilidad de sustituirme como jefe del Ejecutivo. A mi juicio, hay que tener tanta osadía como ignorancia para ir ofreciendo alegremente la presidencia del Gobierno de España por los restaurantes de Madrid».
«Por mucho poder que se tenga o muy bien situado que se esté, tal comportamiento no resulta admisible en una democracia consolidada. Tres de las personas tentadas me lo vinieron a contar inmediatamente. El cuarto, supongo que porque no le dio la menor importancia, no consideró necesario hacerlo. Y no lo hizo«, añade.
Rajoy también aprovecha el libro para pasar factura a la ‘nueva política’ que prometía regeneración y ha ofrecido, en algunos casos, humo: «Con el paso del tiempo hemos llegado a descubrir algunos comportamientos no tan virtuosos en los nuevos partidos y en la nueva política. Me refiero, por ejemplo, al cesarismo, esa forma de dirigir los partidos como si fueran sectas».
El expresidente dice que algunos de su rivales estaban obsesionados «por la táctica, el relato y la imagen como únicos elementos de la actividad política convertida en pura teatralidad, sin reflejo alguno en la gobernanza del país».
CORRUPCIÓN Y LOS POLÍTICOS
Rajoy, cero en autocrítica sobre la corrupción que afectó a su partido y a él mismo, dice que «todas las formaciones que han gobernado tienen casos de corrupción y algunos muy graves, tanto por su magnitud como por la importancia de las personas implicadas, pero el Partido Popular ha sido castigado con mucha más dureza que el resto de los partidos en circunstancias similares».
«La corrupción, añade, ha sido nuestro talón de Aquiles, el único instrumento de nuestros adversarios políticos. Hemos pagado un altísimo precio por los escándalos que nos persiguieron durante nuestro mandato aunque la mayoría arrancaban en épocas bastante lejanas en el tiempo. Lo pagamos muy severamente en términos de reputación y opinión pública».
POLÍTICOS Y CLASES SOCIALES
Alberto Garzón no necesita puerta giratoria, sino seguir teorizando sobre política. El coordinador federal de Izquierda Unida, más cómodo como intelectual que como líder político, se pregunta ‘¿Quién vota a la derecha?’.
El economista malagueño asegura que «no es cierto que la clase trabajadora esté detrás del ascenso de la extrema derecha en España y tampoco de la derecha tradicional. De las tres derechas, el partido con mayor fortaleza entre la clase trabajadora era hasta 2016 el Partido Popular, aunque con claro sesgo de edad y nivel de estudios«.
También admite, para desgracia de Unidas Podemos, que «la mayor fortaleza entre la clase trabajadora la tiene destacadamente el PSOE (…) Es llamativa la ausencia de fortaleza relativa de Unidas Podemos entre la clase trabajadora, pero es algo que también le ocurría a Podemos (2015) y a IU (1986-2015) por separado».
Garzón asegura que «la fortaleza de Unidas Podemos está en las profesiones socioculturales, que no por casualidad es el grupo más izquierdista de todos (…) El voto de clase está profundamente ideologizado y la clase trabajadora es más moderada que los partidos que más la interpelan en sus discursos. Una paradoja que, sin embargo, no es tampoco específicamente española«.
GARZÓN TROPIEZA EN PROMOCIÓN
El coordinador federal de IU asegura que «la aparición de Vox ha difuminado las diferencias, en términos de clase, dentro del bloque de la derecha. Así, en comparación con las elecciones de 2015, donde existían algunas diferencias notables entre Ciudadanos y PP, los datos de 2019 revelan un bloque mucho más homogéneo«.
En una entrevista promocional Garzón explicó que la izquierda ha cometido «el error de romantizar los nacionalismos periféricos». Este hecho, relacionado en parte por el antifranquismo de la izquierda y nacionalistas, también conlleva que parte de la izquierda estatal ponga el freno a las legítimas ansias democráticas del nacionalismo periférico.
OTROS LIBROS
Luca Constantini analiza las guerras internas de Podemos en ‘Aquí mando yo’, de La Esfera de los Libros. El periodista de Voz Pópuli asegura que Carmena no es de fiar, que Pablo Iglesias es pragmático y que algunos líos de faldas han tenido importancia en la formación morada.
José Bono, locuaz en las entrevistas y con algunos recuerdos políticos que son difíciles de creer, vuelca la tercera parte de sus diarios en ‘Se levanta la sesión’, de Planeta. En la misma escudería escribe Jorge Fernández Díaz, amnésico respecto a los aspectos más polémicos de su etapa en Interior en ‘Cada día tiene su afán’.
